Nadie lo ha visto.
Nadie sabe de él.
Hace meses que no aparece.
Ya hasta lo extrañamos, por difícil que parezca.
En realidad, no me acordaba de él y su existencia, pero cuando pregunté por su paradero supe que era digno de otra columna.
Es más, tuve que hacer unas llamadas para saber de él. Hasta sus amigos regidores del G5 se burlan de Eli Esponda, o al menos les parece curiosa su desaparición.
Y es que Eli Esponda que nos tenía tan acostumbrados a su violencia, prepotencia, a su estilo gandalla y su poca civilidad, me dicen que está en su cama y tapado con una cobija.
¿La razón?
El Coronavirus.
Y no lo culpo, hay que extremar cuidados, quedarse en casa y cuidarse para evitar la Enfermedad, pues nadie sabe si saldrá de ella o no.
Pero Eli Esponda, que es mi gallo, que es tan valiente, tan irracional. Sí, hasta él le tiene miedo al coronavirus. Quién lo diría, alguien que presume y se las da de muy valiente, miren nomás.
Lo que nadie más había logrado, lo hizo el virus, y es que me cuentan que Eli tiene tanto pavor, le dicen "coronavirus" y tiembla como las Hienas al escuchar el nombre de Mufasa en El Rey León.
Hasta los menos valientes hemos demostrado más carácter ante esta epidemia, pero bueno, al menos se está quedando en casa.
****
En otro tema.
La semana pasada escribí sobre una fiesta en la que estuvieron la subsecretaria de Salud, Laura Jaramillo y el alcalde de Huauchinango, Gustavo Vargas.
Muy firme la funcionaria pública me pidió su derecho de réplica y me aseguró que nunca estuvo en una fiesta. Quién soy yo para dudar de su palabra.
De hecho, me cayó bien la subsecretaria de Salud, se ve que está comprometida con su labor y los poblanos.
Y si alguna vez hace algo indebido por supuesto aquí estaré para señalarlo.
