No me extraña nada de Gustavo Vargas, ya hemos visto que su lógica o sentido común generan muchas dudas. Tan solo hay que ver el número de contagios en Huauchinango, y las largas filas en los bancos a solo unos metros de la Presidencia Municipal, sin respetar ninguna de las medidas de prevención y sanidad, para saber que el alcalde no más no da una.
Pero me extraña la actitud de la subsecretaria de Salud, Laura Jaramillo y Cuautla, porque se supone que si alguien sabe bien la situación tan crítica que se vive a consecuencia del Coronavirus, es ella. Ella tiene cifras estatales, nacionales y estudios científicos sobre lo peligroso de la enfermedad.
Aún así, a Laura Jaramillo poco le importó todo este mar de conocimientos, datos y estadísticas, no la culpo, ya todos estamos desesperados por salir, bailar, cantar y emborracharnos, pero si las autoridades son incapaces de poner el ejemplo, pues con razón el resto de la población hace lo que quiere.
Hace una semana Laura Jaramillo acudió a la Sierra Norte a una reunión con presidentes municipales de la región. El motivo de esta visita fue precisamente para hablar de la estrategia para mitigar el Covid-19, la saturación de los hospitales, la conversión de los mismos a hospitales covid, etc.
Pues como todos sabemos, Gustavo Vargas es un tanto irresponsable y armó una fiesta privada en su hotel a unos metros del zócalo de Huauchi. Por supuesto, la invitada de honor fue la subsecretaria de Salud. Comieron mixiotes, antojitos de la Sierra Norte y hasta música en vivo hubo, todo para amenizar la pachanga.
Y nadie se hubiera enterado de esto, pero el escándalo se escuchaba hasta la calle, toda la gente que pasaba por el lugar se dio cuenta que Gustavo Vargas tenía tremenda pachanga.
Solo espero que de esa fiesta no resulte nadie contagiado y que la subsecretaria de Salud reflexione sobre esta actitud, porque cualquiera de nosotros puede caer en la tentación de la fiesta y de Gustavo Vargas pues nadie espera nada.
