Tanto he escrito estos días sobre el paro universitario que era necesaria una columna de cierre sobre el movimiento estudiantil.
Este 10 de marzo por fin la Facultad de Medicina de la BUAP ha decidido dar por concluido el paro de labores, decidieron que ya estarán funcionando las áreas administrativas que los estudiantes regresarán hasta el 17, “para descansar del paro”.
Ya se veía venir que después de la mega marcha de más de 100 mil estudiantes los universitarios regresarían a las aulas, era muy difícil, a pesar de la situación de inseguridad del estado, que encontraron argumentos sólidos para mantenerse fuera.
Si bien muchos podrán percibir una operación conjunta por parte del gobierno y Rectoría de la BUAP, la verdad es que una de las grandes razones por las que se levantó el parto fue por inconformidades de los propios estudiantes.
Vamos primero con las acciones de las autoridades. El viernes el rector Alfonso Esparza aceptó todo el pliego petitorio de los universitarios, sin peros, incluso aceptó las unidades especializadas para la atención de casos de acoso por parte de profesores.
Luego, este día, el Fiscal General del Estado les enseñó prontamente dónde estarán las instalaciones de la Fiscalía Universitaria que solicitaron, aunque aún no hay titular ni reglamento de operación, ver el edificio físico les dio una gran muestra de que “su petición avanzará”.
Por su parte el gobierno de Miguel Barbosa, antes que todos, operó la Fiscalía especializada y aumentó los rondines en las zonas universitarias. También el Ayuntamiento peatonizó la calle de Medicina y puso a su disposición 15 patrullas.
Ahora, claro que estas acciones ayudaron a pulverizar las causas estudiantiles pero lo que realmente los debilitó fue el ambiente al interior de la universidad.
Desde el jueves comenzaron las inconformidades por los pocos estudiantes que ya quedaban dispuestos a mantener el campamento en los accesos a las facultades.
Si te dabas una vuelta por CU podrías ver solo una o dos casas de campaña con universitarios en los accesos, y así se mantuvo durante todo el fin de semana. También en CCU.
El resto de la comunidad universitaria se tomó ya estos días como vacaciones y ni siquiera se aparecieron por sus facultades. Así fracasaron también las convocatorias en redes sociales para víveres para los estudiantes en paro.
Los pocos estudiantes acampando, claro, están hartos de ser los únicos que tienen que pasar frío y hambre, ahí solos.
Otra de las razones fue que los de las generaciones que se gradúan este ciclo escolar ya empezaron a darse cuenta que si no terminan sus créditos no habrá graduación y tendrán que estar otro semestre ahí, lo cual es una pérdida de tiempo para un estudiante de una carrera como Medicina, con tanto trecho por recorrer.
Eso sí, como justamente los de Medicina han sido los más activos en el movimiento, decidieron que será hasta el 17 de marzo cuando regresen a clases, hoy han levantado ya el campamento y se tomarán unos días de descanso.
