Casi me desmayo cuando leí que Marcelo García Almaguer regresa al PAN. El discurso de Genoveva Huerta, que se pelearon unos años, pero ya son amigos de nuevo ¡Quéééé!
No sé ni por dónde empezar esta columna.
Primero les cuento que Marcelo García se fue de Movimiento Ciudadano porque Fernando Morales lo ignoró por completo. El expriista ya tiene la venia de Dante Delgado para llevar el proceso a sus anchas en Puebla, que reporte lo que tiene que reportar, y decidir a los candidatos a su conveniencia.
Por supuesto, Marcelo García no está en sus planes así que destruyó su sueño de convertirse en candidato a la alcaldía de Puebla por el partido naranja en solo unas semanas.
Aunque parezca increíble fue Genoveva Huerta quien le abrió las puertas del PAN para que regresara, no sé si recuerdan hace unos días su discurso de reconciliación. Parece que iba muy en serio.
Ahora, los militantes del PAN están más que indignados. No olvidan que fue por él que perdieron la gubernatura interina, con su traición, y que además no ha defendido a los morenovallistas, sus examigos, desde su curul en el Congreso de Puebla; por el contrario, los ha entregado.
Otros que seguramente no están muy contentos son los del gobierno en turno. Porque hasta donde yo sé, Marcelo García negoció su impunidad. Regresar al PAN y, sobre todo, de la mano de Genoveva Huerta, no creo que les caiga muy en gracia.
A ver sino desempolvan el proceso que anda por ahí por inflar la nómina de Puebla Comunicaciones y haber operado, desde ahí, la campaña negra contra Miguel Barbosa en la elección de 2018.
¿Qué le ofrecieron?
Pues algunos dicen que una diputación local que tendrá que pelear en las urnas, no creen que le vuelvan a dar la plurinominal.
Otros, que Genoveva se la jugó y le dijo que tal vez podría ser su candidato a la alcaldía, si sale bien evaluado, como en la peli de Cenicienta: “si acabas todos tus deberes, podrás ir al baile”.
Incluso, dicen, midieron a Marcelo García por el PAN a la alcaldía de la capital y a Lalo Rivera por Movimiento Ciudadano —porque él sí tuvo una oferta clara por Dante Delgado— y, según esto, sin el blanquiazul no tiene posibilidades de ganar.
La decisión tan rápida del Chelo de abandonar primero su sueño de independiente, luego el de ser candidato por MC y regresar al blanquiazul, no muestra nada más que su desesperación.
Los políticos experimentados no toman decisiones tan apresuradas, lo hacen casi en el último momento de las designaciones. Porque apenas estamos en noviembre, la contienda interna ni siquiera ha iniciado y Chelito ya quemó dos barcos y se lanzó al tercero, que era el primero, en fin, un enredo total.
Ahora, Geno le pudo haber prometido mil cosas, pero a ver si cumple o empuña la venganza que todos los panistas quieren contra el dueño del eslogan “Che puede”.
