Las cámaras empresariales en Puebla y los restauranteros están desesperados por abrir. Dieron como fecha límite el 27 de julio para operar con o sin el permiso del gobierno del estado.
¿Están seguros? Abrir podría significar más pérdidas e incluso el cierre definitivo de sus negocios.
Veamos...
El presidente nacional de Canirac, Francisco Fernández Alonso concedió ayer una serie de entrevistas a nivel nacional para hablar de cómo les ha ido con la reapertura en la Ciudad de México.
Los resultados son para nada alentadores. El cupo permitido es de apenas el 30% y todos cuentan la misma experiencia, tienen entre el 20% y el 15% de clientes.
En entrevista con Carlos Loret de Mola, Fernández Alonso revela que están hasta 80% debajo de sus ingresos en 2019, es decir, perdiendo. Deben pagar al 100% lo servicios y los sueldos de las personas que regresaron a sus cargos y el poco ingreso que tienen no les alcanza.
El líder empresarial dice que una de las razones es la gran cantidad de restricciones que existen para ir a un restaurante: aforo muy reducido, prohibición de música y un horario restringido.
Esto se repite en cada uno de los estados en donde ya permiten la operación de restaurantes.
Hay un factor más que no ha tomado en cuenta. México ha perdido casi un millón 200 mil empleos, y hablamos solo de los formales, los inscritos en el IMSS.
Las personas no están en el ánimo de salir a los restaurantes o de ir de compras, no tienen ni ganas ni dinero para hacerlo.
Hay algo aún más contundente. Francisco Fernández dice que de haber sabido les hubiera recomendado a sus agremiados cerrar desde el primer día.
Y es que muchos llevan más de 100 días soportando sueldos y rentas. Tal vez no al 100% pero sí, y eso implica pérdidas solamente.
Para reabrir debieron invertir, dice, muchos de ellos pidieron préstamos y ahora no podrán ni pagar eso. Están en números rojos.
En Puebla, son más de 40 mil empleos formales perdidos y siguen a la alza.
Los restauranteros y comerciantes pueden abrir pero ¿quién les va a comprar?
