19 de Abril del 2024

El olvido de un feminicidio: El caso de Judith Abigail

Por Edmundo Velázquez / /

CUENTA HASTA DIEZ

Las autoridades de Puebla, en específico la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Alto Impacto, a veces olvidan los muchos casos pendientes.

Cuántas historias se pierden entre los documentos de las instituciones, entre el montón de expedientes y en las pilas de legajos, entre los corralones y las pruebas que deberían estar en resguardo.

Entre lo urgente y lo relevante, pareciera que quienes deben dar justicia a los ciudadanos terminan optando por lo emergente, por lo que acaba de ocurrir, por lo que plantea la agenda mediática y señala como de primera importancia.

Pocas veces un caso de feminicidio supera las dos semanas de relevancia para los medios de comunicación.

Si la joven era bonita en sus imágenes de Facebook, si su historia era cruenta, si provocaba que muchos compartieran la historia en redes sociales quizá sí le interese a los medios de comunicación un poco más del tiempo habitual.

La indignación no se acapara. Se distribuye caso a caso dependiendo de la novedad.

Las historias se olvidan. Los casos se vuelven expedientes empolvados en el escritorio de algún funcionario de medio pelo.

La justicia queda atrapada entre polvo, entre moho de un archivero, entre la decidía de un funcionario público que dejó para otro momento la estabilidad de una familia que perdió todo el día, que perdió a una hermana, a una madre, a una hija...

Parece que así ocurrió con Judith Abigail, la joven que desapareció el 8 de agosto del 2019 y que su cuerpo fue encontrado ocho días después en el camino a Alpuyeca.

¿Saben quiénes no la olvidan?

Su familia. Sus hermanos. Sus padres. Sus dos hijos.

Hoy, la madre de Abigail se hace cargo de su hijo de dos años de edad y de su hija que está por cumplir 15 años este fin de semana.

Vania, como se llama la jovencita, no podrá tener a su madre en una fecha tan especial.

Se la arrebataron hace ya casi un año.

Y parece que las autoridades de la Fiscalía General del Estado ahora les quieren arrebatar a toda su familia el derecho a conseguir justicia. El derecho a saber qué pasó con ella y la certeza de quiénes la mataron.

A manos de este reportero llegó información de primera mano la semana pasada.

Eran detalles muy escabrosos del grupo delictivo de “Los Orea”.

Los hermanos Ernesto y Óscar, quienes lideran esta banda, fueron detenidos hace unas semanas por la desaparición de dos hombres que, hasta donde sus familiares sabían, irían a vender un automóvil a la ciudad de Xalapa, Veracruz.

En mal momento se cruzaron con “Los Orea”. No me pregunte más sobre qué pasó con las dos personas de este caso en específico, porque la Fiscalía de Puebla solamente ha informado a medias qué ocurrió con ellos.

Simplemente tuvo un muy buen pretexto para comenzar a limpiar agentes patógenos que por años estuvieron en el ambiente de dependencias como la Agencia Estatal de Investigación, justo durante el tiempo en que Juan Luis Galán Ruiz estuvo al frente de ella.

Los líderes de “Los Orea” fueron detenidos con uno de sus chalanes, y volvieron a estar a tiro de piedra para muchos que saben tanto los lugares correctos donde cometieron sus acciones incorrectas.

Y una de estas acciones, además del robo de vehículos de carga, la falsificación de documentos, la venta de vehículos robados, la compra y venta de huachicol –y un largo etcétera–, fue precisamente su relación con el feminicidio de la joven Judith Abigail.

VER: “Los Orea”, la banda investigada por la desaparición de vendedores de autos está relacionada al feminicidio de Judith Abigail

Parece que tanto Jorge Eduardo Fuentes de María y Castillo, el hombre que fue el último que vio con vida a Judith Abigail, sabe demasiado y también oculta demasiado.

Por ejemplo, oculta cuál sería su relación directa con “Los Orea”, y si ellos estuvieron en el mismo campo de tiro en donde se vio por última vez a Judith.

¿Qué pasaría con este hombre? ¿De qué privilegios gozó como para que la Fiscalía General del Estado jamás lo llamara a rendir cuentas sobre el tema y lo dejara irse después de haber modificado sus declaraciones?

Jorge Eduardo salió ese 8 de agosto poco después de las 9:00 horas del campo de tiro con Judith Abigail.

Hay cámaras e imágenes de que todavía, a mitad del camino, bajó de la camioneta Hyundai que ella manejaba para poder vomitar, porque se caía de borracho. Minutos después, según su versión una camioneta los chocó, un grupo armado intentó llevárselo, pero el cinturón de seguridad se atascó y solamente se llevaron a Judith Abigail.

Ocho días después, el cuerpo de la joven madre fue encontrado en el camino a Alpuyeca.

¿Por qué en ese entonces los agentes del Ministerio Público le permitieron desaparecer cuando han asegurado a otros involucrados en feminicidios por menos que eso?

El próximo 8 de mayo se cumplen 9 meses de los hechos. Su familia aún espera respuestas.

¿Por qué la Fiscalía mantuvo un caso por más de ocho meses sin un solo avance?

¿Por qué el único involucrado no fue investigado a fondo?

¿Y qué tienen que ver “Los Orea” exactamente en la desaparición?

Algunas respuestas podrían ser un buen regalo de cumpleaños a la hija de Judith Abigail, que cumple próximamente sus 15 años.

Aunque el mejor regalo que podrían darle a toda su familia sería no dejar el caso empolvado en un escritorio.

Justicia sería el mejor regalo.

Puebla GOb

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