El ser primerizo e inexperto en menesteres de administración y políticas públicas puede ser fatal al momento de una crisis.
En la crisis del covid-19, el gobierno municipal de Morena en Tecamachalco está dejando mucho qué desear.
Puede ser que muchas de nuestras autoridades municipales se están viendo en las mismas situaciones, pero la situación de la presienta municipal de Tecamachalco, Marisol Cruz García, raya en la negligencia.
El viernes 3 de julio, Marisol Cruz García improvisó un evento público para la entrega de apoyos al campo.
En el sitio entrego de mano los apoyos y su equipo se esmeró en separar los suficiente las sillas de los participantes en el evento.
Todos lucían cubrebocas, o por lo menos así aparecen en las fotografías que distribuyeron para los medios de comunicación.
Sin embargo, la naturaleza del evento no era generar un apoyo emergente a los campesinos durante la pandemia.
El motivo principal del evento era acallar rumores.
Porque días atrás, en Tecamachalco se advirtió que entre los funcionarios municipales ya había varios contagios.
Y que entre estos contagios se encontraba precisamente la presienta municipal Marisol Cruz.
Inicialmente la alcaldesa apareció en una reunión vía online en la que se veía sumamente pálida.
Hubo quien incluso, en la publicación de Facebook donde dio a conocer la reunión, le reclamó por encontrarse en sus oficinas cuando ya estaba contagiada.
Y después vino la organización del evento donde apareció ya públicamente. Pero, insisto, el evento fue para callar a la gente de Tecamachalco que la cuestionaba porque no tomaba conciencia y hacia cuarentena.
Después vino la muerte de su tesorero municipal, el lunes 6 de julio. Alejandro Rodríguez Silva falleció de manera fulminante a pesar de ser bastante joven.
A pesar de la lamentable baja, siguieron tomándose decisiones erróneas.
Al domicilio del funcionario fueron enviados varios custodios del penal de Tecamachalco y montaron guardia de honor.
Ayer ya se había reportado que había custodios contagiados. Y aún no se les ha examinado ni se les ha apoyado a tener pruebas para confirmar o descartar que se encuentren enfermos. Se mantienen con paracetamol e ibuprofeno.
Hasta la fecha, el municipio de Tecamachalco no ha anunciado alguna medida para que más de 140 internos no sufran un contagio.
Tampoco ha habido alguna determinación para que todos los funcionarios municipales entren en aislamiento o cuarentena.
Más allá del estigma que pudiera generarse por el rumor, se encuentra primero la responsabilidad o la negligencia en la que podría estar cayendo la alcaldesa de Tecamachalco.
Porque antes que estar preocupada por mantener medidas de salubridad urgentes para la población y sus servidores públicos, está pensando en él “qué dirán” y cómo callar rumores.
Inexperiencia y gobierno parecen ser gasolina y fuego en una crisis como la que sufrimos con la pandemia que aún no se controla en Puebla.
