Cada que voy a tocar un tema peliagudo en este espacio le pido lo mismo: No me haga mucho caso, querido lector.
Pero, si usted no ha detectado el enfrentamiento callado que traen Raciel López Salazar, en la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, y el titular de la Fiscalía General del Estado, Gilberto Higuera Bernal, vaya echando ojo.
Ponga mucha atención, diría el Doctor Chunga. Mucha atención.
Antes de que nos estallara la pandémica covid-19, había gritos de queja por las malas definiciones que venían dándose en la Fiscalía General del Estado.
Vinieron varias equivocaciones al hilo de parte de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Alto Impacto (FISDAI), y de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI). De propios y extraños. De gente cercana a Higuera y de aquellos que le heredó Carrancá.
A la par, vino un intenso trabajo de la Secretaría de Seguridad Pública y se reportaron todos los días hasta cinco detenciones de grupos importantes ligados al narcomenudeo, robo de carga, crimen organizado y otros temas más que azotaban Puebla, Tehuacán, Huauchinango y otras zonas complicadas.
Claro, el gobernador Miguel Barbosa comenzó a presumir los primeros logros de su último fichaje en Seguridad Pública, Raciel López Salazar.
Y después vino la queja incluso por la liberación de muchos presuntos delincuentes, producto de una combinación entre el mal trabajo de conformación de expedientes de parte de los agentes del Ministerio Público y los jueces del Poder Judicial.
Para antes de la pandemia, el gobernador Barbosa estaba más contento del trabajo de la SSP que de la Fiscalía, que, aunque es un órgano independiente del Estado, sabemos bien que desde Casa Aguayo se determinó y cooperó para mantener a Higuera Bernal, gracias también a las excelentes recomendaciones desde la Federación y desde el propio poder que tiene su hermano en la FGR.
Una rivalidad callada se forjó y comenzó a notarse en el gabinete de Seguridad.
¿Y qué sería de la política sin las intrigas palaciegas?
El nombre de Raciel López Salazar comenzó a moverse entre los pasillos de Casa Aguayo como “un mejor Fiscal”.
“Si está haciendo tan bien la chamba… ¿te lo imaginas en la oficina de la 31 Oriente?”, vino el sutil comentario a Barbosa.
Pero también vino la pandemia, se soltaron las tempestades y con ellas estalló lo que pudo significar el fin para Raciel López Salazar.
Los policías estatales entraron en huelga.
Exigieron no solo que les cumplieran la promesa del aumento del sueldo con el gobierno de Morena, también pedían la salida de López Salazar y todos sus funcionarios llegados de Chiapas. Su burbuja, una burbuja de chipilín.
Y aquí vino esa increíble apertura del juego de cartas.
Apareció Ardelio Vargas Fosado. Y parece que mostraron su juego.
Más que tropezón, la aparición estelar de este personaje durante las negociaciones en el paro de policías la semana pasada fue un verdadero espaldarazo en público de todo un grupo político hacia Raciel López Salazar.
Ardelio Vargas Fosado, el asesor en materia de seguridad del gobernador Miguel Barbosa Huerta, y la coordinadora del C5, Carla Morales hicieron montón para acabar con una crisis que bien pudo estallarle en las manos del secretario de Seguridad Pública, y acordaron el 20% de salario para los uniformados que dirige Raciel López Salazar.
¿Nos dejaron ver la próxima alineación del Gabinete de Seguridad de Barbosa?
¿O ese es el Gabinete de Seguridad de facto?
Vienen tiempos electorales y habrá que echar la mano dura. Habrá que mover alfiles.
Las orejas y ojos de Casa Aguayo perciben un desgaste, muy natural, de David Méndez Márquez en la Secretaría de Gobernación.
¿No sonaría mejor mandarlo a competir en elecciones por una diputación local y ser el relevo en el Congreso para el Barbosismo, ahora que Gabriel Biestro va que vuela para la candidatura de Morena por la alcaldía?
¿La negociación del salario de los policías exhibió el 1, 2, 3?
¿Ardelio Vargas Fosado en la Secretaría de Gobernación supliendo a Márquez; Raciel López Salazar podría moverse como comodín a la Fiscalía de Puebla, en caso de que el proyecto Higuera no cuaje y Carla Morales se quedaría en Seguridad Pública del Estado?
¿Por qué? Porque la crisis del salario en los policías solo volvió más fuerte a Raciel López Salazar y al grupo que trae detrás.
Higuera acaba de llegar al puesto, pero igual que pasó con Carrancá, el Fiscal mismo puede dar las gracias o ser removido por un caso de fuerza mayor desde el Gobierno de Puebla.
Pero, insisto, son meras suposiciones…
Aunque si algo hemos aprendido de Barbosa es que la Puebla gobernada por Morena no puede dejar de sorprendernos.
