
Otra vez el gran villano
el que mata por millón
el que no nos ha salvado.
A llevarlo al paredón.
El padrecito abnegado
el que ruega cura a Dios
oficia misas, bautizados;
ese tiene absolución.
Los que van a los gimnasios
y ejercitan condición,
sudan recio en aparatos;
su sacrificio es perdón.
Los que juegan sus partidos
con sus retas de fútbol
por hacer mucho ejercicio
hay que darles comprensión.
Los que niegan al virus
no usan gel, menos jabón
la pandemia es un mito;
entendamos su razón.
Los que llevan a sus hijos
cobijados por religión
a la fiesta del santito;
esos ganan salvación.
El del bar clandestino
que provee cerveza y ron
por animar el encierro
consiguió gran devoción.
Y así tanto beato
que convoca a la reunión
que se lava las manos
del contagio y defunción.
En leña a sacrificarlo
a Gatell por su omisión
la curva no ha aplanado
que renuncie a su misión.
Que traigan a un versado
nos saque del socavón
y mientras a pasearnos
total, va de mal en peor.