23 de Mayo del 2024

Academia

CRÓNICA: Y cuando despertaron, los estudiantes todavía estaban ahí

- Foto: Salvador Rugerio

Los policías no los podían ver, pero a kilómetros de distancia pueden oír un gritó al unísono: “¿En dónde están? ¿En dónde están? Los policías que nos iban a cuidar”. Ese grito que repiten con vehemencia una y otra vez cientos de miles de estudiantes despierta de golpe a los uniformados

Por Osvaldo Valencia / @Osva_Valencia /
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Cuando el gobierno de Puebla despertó, los universitarios todavía estaban ahí. El movimiento que nació el 25 de febrero tras el asesinato de tres estudiantes de Medicina y un chofer de Uber, salió hoy a las calles para exigir justicia.

No los podían ver, pero este cinco de marzo ya habían salido de sus casas a las calles de nuevo como hace años no lo hacían.

Desde las 6 de la mañana, estudiantes de decenas de universidades en el estado tomaron sus escuelas como cuarteles de guerra, prepararon pancartas, carteles y banderas como si de escudos y armas se trataran, enlistaron las batas blancas, los suéteres y playeras negras como un uniforme para identificarse como uno mismo.

Los policías que resguardaban Casa Aguayo no los podían ver, pero en toda la capital del estado los podían escuchar. En Ciudad Universitaria de la BUAP, el Barrio de Santiago de la UPAEP y el Centro Histórico de Puebla sus voces retumbaban en los edificios.

Por las calles de la ciudad, las paredes gritan por sus alumnos. Los carteles abundan en apoyo a las universidades, en reclamos al gobierno, en respaldo a los estudiantes.

Los policías no los ven ver, pero a kilómetros de distancia pueden oír un grito al unísono: “¿En dónde están? ¿En dónde están? Los policías que nos iban a cuidar”.

Ese grito que repiten con vehemencia una y otra vez cientos de miles de estudiantes despierta de golpe a los uniformados, abrumados por el río de universitarios que los arrastra con su cántico enérgico, enojado, enfadado.

Despertaron porque los universitarios todavía estaban ahí.

El río que arrastran los universitarios de Puebla se tranquiliza por momentos. Los puños se levantan uno tras otro hasta que hay un completo silencio. El nombre de Francisco Tirado suena en un altavoz, seguido por el grito de “¡Presente!” de miles de estudiantes.

Junto a los alumnos de la facultad de Medicina de la BUAP que alzan el puño se encuentra inerte Javier Tirado ―padre de Francisco―, manteniendo el puño abajo, con las manos cruzadas. No tienen fuerzas ni para eso.

Aunque la luz del sol de la mañana lo sega de momento, mantiene la mirada al frente, sin cambiar el semblante perdido a 10 días de que le arrebataron la vida a su hijo en el municipio de Huejotzingo.

Alfonso Esparza ―rector de la universidad― se cuadra al lado del padre de Francisco, viste ropa negra sencilla y mantiene la cabeza abajo en señal de luto y grita el nombre de Francisco en señal de apoyo.

Solo avanzan unas calles hasta que Esparza deja la marcha, para no adueñarse de la lucha de Javier.

Con el dolor a cuestas y el grito enérgico de cientos de estudiantes, Javier llega a Casa Aguayo esperando que el gobernador le dé una respuesta a su dolor.

Estamos cansados de que el gobierno únicamente nos dé condolencias", dice desgastado por la búsqueda de repuestas desde hace 10 días.

No somos cinco, no somos 10, señor gobernador cuéntenos bien”, replican los alumnos antes de llegar a Casa Aguayo.

Frente al gobernador Miguel Barbosa solo hay una multitud de cientos, de miles de estudiantes que exigen seguridad, que exigen justicia, que no haya impunidad.

Las facultades de la BUAP y la UPAEP arriban primero a la zona, cercándola de frente y en las esquinas.

Por todas las esquinas que ven sus colaboradores solo alcanzan a ver miles de batas blancas, filipinas azules, chamarras y playeras rojas, sudaderas y playeras negras.

Las universidades Udlap, Ibero Puebla, ITP, UTP, Escuela de Enfermería Angelópolis, Escuela Normal del Estado, la Anáhuac y la de Oriente respaldaban el reclamo de justicia de la BUAP y UPAEP.

Aunque no lo reconoce, el mandatario sabe que está cercado por una de las mayores manifestaciones universitarias en la historia del estado.

Los puños en alto no funcionan ahora, los reclamos al gobierno no cesan, las peticiones de justicia abundan.

El Tecnológico de Monterrey, las universidades de América Latina, Alvart, Valle de México y Mesoamericana aumentan la presión universitaria.

En su afán de dar respuesta, Miguel Barbosa asegura que todos ―el gobierno y la sociedad― tiene que colaborar para mejorar la seguridad del estado. Que no se esconderá para dar respuesta.

Para cuando termina de hablar, las universidades Pedagógica Nacional (UPN), Politécnica de Amozoc (UPAM), Politécnica de Puebla (UPP), Politécnica Hispano Mexicana (UPHM), Siglo XXI y Tec Milenio ya no pueden en los alrededores de la casa del gobierno estatal la más grande protesta que ha visto Puebla.

Ahí seguirán.

Puebla GOb

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