Tragedias

Niños de un ejido de Coahuila beben, desde hace años, agua con arsénico

- Foto: Especial

Especialistas médicos han encontrado que niñas y niños de Lequeito, un ejido de Coahuila, beben agua con veneno, o mejor dicho: veneno con agua. “En una chancita usted va a poder ver a los niños tomando agua de los bebederos, agua que viene directamente de los pozos, agua contaminada, muy contaminada con arsénico. Obviamente estamos hablado de un proceso crónico de exposición”

Por Sin Embargo / Jesús Peña

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Se proyectó como un estudio pionero, un trabajo sin precedente, la más completa investigación sobre los efectos del hidroarsenicismo en niños del ejido Lequeitio, municipio de Francisco I. Madero, Coahuila y quedó en nada, todo… por falta de dinero.

Esta historia comenzó una noche de principios de diciembre de 2014, cuando recibí una llamada del doctor Javier Morán Martínez, jefe del departamento de Biología Celular y Ultraestructura del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la UAdeC, en Torreón, y coordinador de la maestría Multidisciplinaria en Salud, para invitarme a una atípica posada, una posada diferente a todas las que yo había ido.

Se trataba, me dijo el galeno, de un convivio en honor de los niños de una primaria lagunera, la “Apolonio M, Avilés”, organizado por el propio médico, sus alumnos del posgrado y odontopediatras de la Escuela de Odontología de la UAdeC, Unidad Torreón.

Durante la fiesta, en la que habría bolos, piñata y refrigerio, aquel equipo de investigadores aprovecharía para completar una serie de pruebas psicológicas, sanguíneas y odontológicas, que había empezado aquel año, 2014, con el propósito de analizar las secuelas del consumo crónico de agua contaminada con arsénico en infantes de Lequeitio, cuyas edades oscilaban entre siete y 11 años. Aquello sonaba realmente interesante, y no podía, pensé, dejar pasar la oportunidad de ir a esa fiesta.

El equipo de entre 20 y 25 estudiantes de maestría y licenciatura, partiría de la Facultad de Medicina de Torreón al ejido el 5 diciembre por la mañana. Que ahí me esperaba, me insistió Morán, que no faltara, como suele decir la gente cuando te invita a un cumpleaños.

La madrugada de aquel día, reportero y fotógrafo, salimos rumbo a la fiesta.

Cuando llegamos a Torreón ya un grupo de entusiastas estudiantes, muchachas y muchachos veinteañeros, aguardaba fuera del cubículo del médico Morán en la Facultad. Luego montaron en un autobús rentado por la Universidad, otros en vehículos particulares y se fueron, nosotros detrás de ellos, en caravana.

“Hemos enviado solicitudes a Peñoles, a Lala, al Gobierno, al PRI, por ejemplo, y nunca hemos recibido respuesta de tener un vehículo. Como usted ve tenemos que meter los vehículos de nosotros”, me diría más tarde el doctor Javier Morán.

Sólo el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología estaba apoyando con el financiamiento parcial de algunos estudios del proyecto, y la Universidad Autónoma de Coahuila con el traslado de los muchachos al ejido, en camiones.

“La empresa de la que más esperábamos ayuda, nunca nos apoyó: Lala…”, dijo Morán.

Al rato, después de transitar por una carretera de paisajes áridos y a veces salpicados por sembradíos de alfalfa, llegamos todos a Lequeitio, un pueblo de cuatro mil habitantes, casas bajas con porche, palmas y algunas calles asfaltadas.

En los patios de la Escuela Primaria “Apolonio M. Avilés”, era la algarabía de los chiquillos.

“En una chancita usted va a poder ver a los niños tomando agua de los bebederos, agua que viene directamente de los pozos, agua contaminada, muy contaminada con arsénico. Obviamente estamos hablado de un proceso crónico de exposición…”, me dijo el doctor Morán.

Según registros del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de la UAdeC, Unidad Torreón, el agua de Lequeitio tenía concentraciones de hasta 761 microgramos de arsénico por litro, siendo que los parámetros de la Organización Mundial de Salud (OMS) dictan que debe ser de 10 microgramos de arsénico por litro de agua y la Norma Oficoal Mexicana, 127-SSA1-1994 de Salud Ambiental, Agua para uso y consumo humano, de 25 microgramos de arsénico por litro para el agua se pueda beber.

Aquel día, el día de la posada en Lequeitio, platiqué con Jesús Fernando Caballero Guerrero, el entonces director general del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Francisco I. Madero, y me dijo que “mienten, mienten, afirmo categóricamente que mienten”, y que según los últimos monitoreos realizados por el SIMAS, el agua de la región contenía entre 90 y 110 microgramos de arsénico por litro, niveles que, reconoció, estaban muy por encima de los parámetros de la OMS y la NOM.

“Rebasan en mucho la norma, pero quiero decirte que de los municipios de la Laguna, Madero está con los niveles más bajos de arsénico. La burbuja de agua menos contaminada está aquí en Madero”.

En aquellos días, finales de 2014, había arrancado la instalación de filtros o Potabilizadoras para Remoción de Arsénico a pie del pozo en la Comarca Lagunera, impulsada por el Gobierno del otrora Presidente Enrique Peña Nieto.

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