“Usted lleva un vestido cortito y chiquito”, le dijo Jorge Alberto Domínguez Martínez, profesor de la Libre de Derecho de Puebla, a su alumna Camila López Castelán una de las tantas veces que la acosó frente a sus compañeros. Para ese entonces ya llevaba meses hostigándola, una vez, le levantó la blusa para mirar su tatuaje en la espalda y le sugirió que se tatuara su nombre “Al-ber-to” que, según él, se vería mejor que la flor que tenía.
En agosto de 2018, Camila López comenzó su tercer año en la Libre de Derecho, una de las escuelas más prestigiadas de Puebla, durante meses fue acosada y sobajada por su profesor de Derecho Penal, quien además afectó a propósito su desempeño escolar al grado de que hoy está por presentar un examen extraordinario para recursar la materia.
Hoy Camila López enfrenta un proceso en contra de su maestro a quien ha denunciado por acoso sexual, discriminación y daño escolar ante la Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Educación Pública, pero además ha presentado también su queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Pero Camila no solo encara un proceso jurídico, también lucha contra el sistema de la institución que ha ignorado sus quejas y hasta la responsabiliza del ataque. Todo hasta ahora, que la alumna ha llevado el caso hasta las más altas instancias para que se le haga justicia.
En entrevista con PÁGINA NEGRA, Camila narró con desesperación el acoso del que ha sido víctima y presentó ante este medio de comunicación los documentos de las denuncias que ha presentado en contra de su profesor, quien, aun cuando ella ya no toma clases con él, sigue acosándola cuando la encuentra en los pasillos de la Escuela Libre de Derecho.
La historia del acoso
En agosto de 2018, Camila López Castelán comenzó su curso de Derecho Penal con el profesor Jorge Alberto Domínguez, y desde la tercera clase narra cómo comenzó a sobajarla para obligarla a salir con él.
La alumna narra, en sus denuncias, que la sacó del salón por cuatro días por “no verlo a la cara” y tomar apuntes sobre la clase.
Cuando regresé del salón, el lunes siguiente, me preguntó lo visto en la última clase y de lo que yo había repasado le traté de explicar, él me volvió a sacar por dos días más (…) un compañero me recomendó acercarme para pedirle una disculpa y me comentó que era su estrategia para salir con las alumnas.
El acoso sucedió semanas después, cuando Camila usaba una blusa de manga larga con un escote en la espalda, Jorge Alberto Domínguez levantó una de las tiras de su blusa para verle el tatuaje y dijo:
En lugar de esa flor deberías ponerte ‘Al-ber-to’, y mi cara, se vería mucho mejor. En su denuncia, Camila cuenta que el profesor soltó una risa burlona.
En octubre de 2018, cuenta, llegó borracho a clases, invitó a los alumnos a irse a tomar a una cantina del Centro y arremedó en forma burlona su gesto para evidenciarla ante sus compañeros.
El acoso no se detuvo, el profesor de Derecho Penal la invitó frente a sus compañeros a hacer un recorrido por la Casa de los Enanos, le pidió llevar un vestido corto y hasta le dijo que si le daba miedo él la abrazaría.
A ver compañera, usted es la de los tatuajes ¿no? ¿ya fue a la Casa de los Enanos? Dicen que da mucho miedo, deberíamos de ir, pero eso sí, usted lleva un vestido cortito y chiquito, para que le pueda ver el tatuaje de la espalda de cerquita, y si le da miedo lo que veamos en la casa yo la abrazo.
Camila López se quejó ante el director General de la Institución, Alejandro Ramírez Guyot. A los pocos días, Jorge Alberto Domínguez le pidió una disculpa en el salón de clases, aunque no se trataba realmente de un mea culpa, sino de una burla más hacía Camila quien fue sacada de clases otra vez.
Sus compañeros le contaron que una vez que ella salió del salón, el profesor dijo que desde el momento en que se fue a quejar con el director, él supo del caso y que “le hervía la sangre por verla y aclarar el caso”.
Como una medida Ramírez Guyot y Domínguez Martínez, juntos, le aplicaron el examen oral a la alumna y, a propósito, le preguntaron específicamente sobre acoso sexual, abuso y violación. Contestó y le pusieron 9, presentó su examen escrito pero le dijeron que lo habían “perdido” así que en esa aplicación su calificación aparece en “0”.
La institución, ante la queja formal de la alumna, solo decidió cambiar a Camila para que tomara esa clase en específico en otro salón y con un profesor diferente.
Además, el profesor, a pesar de tener un estacionamiento asignado para el personal académico, decidió contratar la misma pensión que Camila y estacionar su auto siempre junto al de ella, como otra forma de presionarla.
Compadre del director
En entrevista con PÁGINA NEGRA, Camila López narró que cuando fue a quejarse con el director General, Alejandro Ramírez Guyot, él le hizo saber que Jorge Alberto Domínguez era su compadre.
Una de las profesoras, que ha ayudado a Camila con el caso, intentó hablar con Alejandro Ramírez para que atendiera el caso y, según relató a la joven, él le dijo: “A mí no me preocupa porque ni tengo hijas ni soy mujer”.
José Alberto Domínguez Martínez, procesado por chantaje en 2008
Valentín González Centeno denunció ante la entonces DIEDO (Dirección de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada) de la Procuraduría General de Justicia que Jorge Alberto Domínguez Martínez había amenazado a su cliente, Jaime Ernesto Munguía Martínez, para que se desistiera del litigio por la posesión del gimnasio ubicado en la 39 Oriente y 16 Sur, además le exigió el pago de 900 mil pesos por costos del caso.
La denuncia ocurrió cuando José Alberto Domínguez Martínez fungió como presidente del Ilustre Colegio de Abogados fue detenido por el delito de chantaje según el proceso penal 433/2008.
Los hechos ocurrieron después de un litigio por incumplimiento de pago, debido a la disolución de una sociedad que no concretó la apertura de una sucursal de un gimnasio en el año 2018 con su ex socio, el también abogado, Valentín González Centeno.
La tercera sala penal ordenó la detención del presidente del Ilustre Colegio de Abogados, luego de que un juez determinó que no había elementos para girar la orden de aprehensión.
Durante el proceso, Domínguez Martínez acusó a Jaime Ernesto Munguía Martínez, defendido de Valentín González por el delito de chantaje y pasó un año en la cárcel hasta que un magistrado le concedió un amparo y recuperó su libertad. Debido a esto, el entonces titular del Colegio de Abogados consideró que se trataba de una represalia el proceso de chantaje en su contra.
Sin embargo, el entonces juez Octavo Penal, Celestino Martínez determinó darle el auto de formal libertad a Domínguez Martínez y el 3 de noviembre del 2008 fue liberado.
El juez degradó la denuncia a amenazas y entonces Domínguez Martínez solicitó su libertad mediante una fianza que obtuvo de inmediato aunque no trascendió el monto que tuvo que pagar.