Delincuencia

#ArchivoNegro Rubén Aguilar Guillén, parapsicólogo con poderes extrasensoriales… y feminicida

- Foto: César Roa

En el día de su juicio el médico naturista se declaró culpable de la muerte de siete mujeres

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

/ Ciudad de Puebla

Rubén Aguilar Guillén se presentaba ante sus víctimas como parapsicólogo con poderes extrasensoriales, atributo que, según él, le permitía sanarlas de sus problemas espirituales, materiales y emocionales.

En el momento de su detención había asesinado a siete mujeres en los estados de Tabasco, Puebla, Morelos y Chiapas. Antes de violarlas y matarlas, les inyectaba insecticida.

El odio de Rubén Aguilar hacia el género femenino surgió cuando tenía 19 años, luego de que su esposa lo abandonara junto con sus dos hijos. En aquel momento, decidió unirse al “Centro Naturista de Orientación Social de Alianza Espiritual Gerónimo Ceballos”, en Comitán, Chiapas.

El plan del parapsicólogo consistía en ir todos los domingos a los parques donde las empleadas domésticas salían a descansar. Para Rubén Aguilar Guillén eran la presa perfecta debido a su disposición a creer en maleficios y todo tipo de cuestiones astrales y esotéricas.

En una ocasión estuvo en la cárcel junto a su profesor parapsicólogo, Pedro Domínguez, en la población de Cozoacautla, Chiapas. Ambos fueron acusados de estafa, violación y secuestro.

La escena del crimen de Puebla

La mañana del 24 de marzo de 1997, en el cuarto uno del hotel Embajadores, ubicado en la calle 5 de mayo, número 603, de la ciudad de Puebla, se encontraba el cadáver de Teresa Iniestra Ayala; su cabeza estaba cubierta por una almohada.

José Luis González Gallo, reportero del periódico La Voz de Puebla, informó que cuando los agentes del Ministerio Público le retiraron la almohada que cubría el rostro de Teresa, la mujer tenía metida hasta el cuello una bolsa de plástico roja, y de su boca y nariz salía un líquido espumoso. Además, sus muñecas estaban atadas por un cinturón negro.

Los peritos legistas explicaron que por la rigidez del cuerpo, la muerte de Teresa Iniestra ocurrió entre 13 y 15 horas antes del hallazgo del cadáver. En la escena del crimen encontraron los siguientes medicamentos Sulfawal-T, Refractyl Ofteno y Dipifil, un envase de plástico con un extraño líquido negro, y dos jeringas hipodérmicas desechables, que habían sido usadas.

El cadáver fue identificado por Ángela Iniestra Ayala, hermana de la víctima,  y su esposo, Enrique González Trinidad. Por otro lado, María N.,  la entonces patrona de Teresa, dijo a las autoridades que la mañana del 24 marzo, en dos ocasiones habló una persona que se identificó con el nombre de Carlos, y este le dijo que su trabajadora ya no iba a regresar porque había pasado a mejor vida, y que su cuerpo se encontraba en el cuarto número uno del hotel Embajadores.

El reportero del periódico La Voz de Puebla informó que en relación al caso del homicidio de Teresa Iniestra, los elementos adscritos a la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Ricardo Cerezo Serrano y Citlalli Martínez Macada dictaminaron que:

El líquido de la botella de plástico –hallada en el escenario del crimen—corresponde a 2, 4-D Amina igual que el contenido en el interior del fracaso ámbar con la leyenda Herbicida Agrícola Fitoamina, líquido ligeramente tóxico provoca irritación dérmica, dolor de cabeza, náuseas, fatiga, pérdida de apetito, nerviosismo, diarrea, insomnio y convulsiones. En la muestra hemática se detectó presencia de herbicida 2,4-D Amina (Fitoamina 40)”

Asimismo, los peritos  señalaron  que: “Respecto al líquido  de las (dos) jeringas –también halladas en el escenario del crimen-  se obtuvo máximo de absorción y contiene el líquido  comercial Fitoamina 40”.

Presunto culpable

Juana Ortiz Álvarez, amiga de Teresa,  informó a los agentes del Ministerio Público que esta sostenía una relación de noviazgo con Jesús Rivera Reyes, por esos años, trabajador de El Sol de Puebla, y días antes de que perdiera la vida, habían tenido una pelea por celos.

Amalia Sánchez Brenes, administradora del hotel Embajadores, en una diligencia de confrontación en el Ministerio Público, identificó a Jesús Rivera como huésped del establecimiento los días sábado 22 y domingo 23 de marzo, y señaló que durante su estancia ocupó el cuarto número uno.

Jesús Rivera, quien tenía 19 años y era originario de Zacapoaxtla ―con domicilio en la Avenida Nacional Mayorazgo― se declaró inocente ante Víctor Pérez Dorantes, agente del Ministerio Público especializado en Homicidios,  por el asesinato de Teresa Iniestra; sin embargo, aceptó que el domingo 9 de marzo de 1997, estuvo con ella en el hotel Embajadores.

Asimismo, explicó que a principio del mes de abril encontró a Teresa Iniestra platicando en el reloj de “El Gallito” con una persona que le indicó estar salada, y le pidió que fuera a su consultorio para sanarla. El agente del Ministerio Público dudó de la autenticidad del relato y ordenó que lo enviaran al Centro de Readaptación Social de San Miguel, bajo la disposición del Juzgado Tercero de Defensa Social como presunto responsable de homicidio.

Otras Víctimas

En Comitán, Chiapas, la madrugada del 13 junio de 1997, en el cuarto 17 del hotel San Miguel, una trabajadora encontró a una mujer identificada como María Elizabeth Álvarez Díaz, quien se convulsionaba y no paraba de quejarse.

La empleada ayudó a María Elizabeth a subir a un taxi que la llevó a su casa, en el fraccionamiento Linda Vista. Sus padres, al notar su mal  estado de salud, la llevaron de inmediato a un hospital. Dos días después  perdió la vida.

El error del parapsicólogo

El crimen pudo haber pasado como un éxito más del parapsicólogo. Sin embargo, Ady Álvarez Díaz sabía que su hermana María Elizabeth frecuentaba a un médico naturista que decía llamarse Fernando Estrella. Ady sospechaba que esta persona era el culpable del asesinato de su hermana.

El error de Aguilar Guillén ocurrió dos días después de la muerte de María Elizabeth: el parapsicólogo ―que no sabía del deceso de su “paciente”― la buscó por teléfono, presentándose como Fernando Estrella, y la confundió con  Ady. Él le preguntó cómo se sentía, y ella le explicó que necesitaba verlo porque tenía un fuerte dolor de cabeza; el supuesto médico le respondió que estaría en la caseta de Servi-Fax.

A la dirección que proporcionada llegó Ady junto con elementos de la policía judicial del estado de Chiapas. Aguilar Guillén, en su intento por huir, le mordió un dedo a uno de los agentes que lo capturaron.

El presunto culpable, por fin libre

Ramiro Ramírez Sánchez, titular del Juzgado del Ramo Penal de Comitán, Chiapas, condenó a 38 años y 6 meses de prisión a Rubén Aguilar Guillén por el asesinato de la guatemalteca María José Bernabé, además del de María Elizabeth Álvarez Díaz.

En el juicio, de forma descarada, el parapsicólogo confesó también ser el culpable de las muertes de Isabel Nape Temis, Nery González Ovilla, Teresa Iniestra Ayala, Esperanza Oroqueta Zúñiga y María de Lourdes Zagal García.

Jesús Rivera Reyes, quien las autoridades poblanas acusaron como responsable del homicidio de Teresa Iniestra Ayala, fue puesto en libertad el año 2000; tres años después de estar injustamente detenido en Centro de Readaptación Social de San Miguel.

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