Crimen y Castigo

La Fiscalía de BCS usa tortura y desaparición para investigar homicidios, acusa víctima

- Foto: Especial

El acusado denuncia haber sido torturado durante una semana por supuestos agentes ministeriales para que confesara un crimen que niega haber cometido.

Por Animal Político

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“Pido al juez que interceda por mi vida. Estoy amenazado de muerte si declaro lo que voy a declarar. Quiero hacer responsable al procurador de Baja California Sur y a los agentes ministeriales que llevan este caso penal instruido en mi contra”.

Estas son las primeras palabras de la declaración de Roberto Guadalupe González Martínez, de 51 años, ante el juez de control de Los Cabos, Baja California Sur, en la audiencia que tuvo lugar el lunes 7 de octubre.

González Martínez, vendedor de bienes raíces y jugador de golf, tiene abiertas dos carpetas de investigación.

En la primera, la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) lo acusa del asesinato de su amigo José Arredondo, de 58 años, quien apareció muerto el 16 de julio. Por este motivo, desde el 27 de julio se encuentra en el Centro de Reinserción Social de Los Cabos, con la imputación de “homicidio calificado con ventaja y con saña”.

José Arredondo era un empresario nacido en Michoacán, pero que desde los 12 años residía en Estados Unidos. Allí era muy conocido por ser el dueño de grandes negocios automotrices en Bakersfield y por ser el padre de Samuel Kim, cantante de K-Pop, un popular estilo coreano.

En la segunda carpeta, la Fiscalía General de la República (FGR) indaga la desaparición de González Martínez ocurrida en Los Cabos, Baja California Sur, entre el 19 y el 27 de julio. Él asegura que fue secuestrado por policías estatales a los que acusa de torturarlo para confesar un crimen. En la primera audiencia, celebrada el 28 de julio, las autoridades llegaron a hablar de “autosecuestro”, según una información de Telemundo.

La declaración del pasado lunes de González Martínez fue motivada por trámites de la primera carpeta, la del asesinato. Ambas tienen una relación estrecha. Su abogado, Jaime Salomón Tacher Urbina, asegura que fue “secuestrado y torturado” para vincularle a un crimen que no cometió.

Hemos encontrado que el señor Roberto y los diversos testigos que presentaremos han sido amenazados de vida, han tenido que cambiarse de domicilio, han sido secuestrados, en el término legal de la privación de la libertad, y todo esto por agentes del ministerio público. Estas son personas que han sufrido en su propio cuerpo los estragos de ser secuestrados. Y esto en aras de una labor inepta y sin escrúpulos de la procuraduría, que no ha podido dar pauta para encontrar un verdadero culpable y se ha ceñido a dar un resultado rápido en lugar de un resultado certero”, dijo el abogado para presentar el caso.

Animal Político tuvo acceso a las 6 horas de grabaciones de una audiencia de prueba anticipada celebrada el lunes 7 de octubre. Se trata de un procedimiento solicitado por la defensa de González Martínez en el que, además del acusado, declararon dos testigos: un menor de edad, que trabajaba como guardia de seguridad en el condominio en el que Arredondo fue asesinado, y Jesús Enrique Martínez García, primo del acusado.

El abogado pidió que declarasen apelando a una norma que permite adelantar testimonios en caso de que quien los preste no vaya a poder hablar en el futuro.

En este caso, los dos dicen que no quieren regresar a Los Cabos porque afirman que su vida corre peligro. Ambos aseguraron haber sido privados de su libertad durante varias horas y amenazados para incriminar a González Martínez.

El primero es un testigo relevante porque su relato era una de las partes fundamentales de la acusación del Ministerio Público. Ahora asegura que lo que firmó lo hizo presionado por los policías y que González Martínez es “inocente”.

El segundo tiene es importante porque en su casa hallaron unas tenis de golf que, supuestamente, tenían sangre de la víctima.

Animal Político quiso conocer la versión del procurador de Baja California Sur, Daniel de la Rosa Anaya. Al cierre de la nota no había recibido respuesta.

El relato a través de las declaraciones

El cuerpo de José Arredondo López apareció en su domicilio del condominio Las Gardenias, entre San José Del Cabo y Cabo San Lucas, el pasado 16 de julio. Los atacantes se ensañaron con su víctima, al que vejaron brutalmente hasta el punto de arrancarle algunas uñas. Ese día, Arredondo había estado jugando al golf con González Martínez. Según el testimonio del imputado, ambos son amigos desde hace 25 años y, en los últimos diez, practicaban este deporte ocho veces al mes.

Este relato de los hechos está elaborado a través de las declaraciones ante el juez de González Martínez, el menor vigilante y Enrique Jesús Martínez.

En la tarde del día en el que apareció el cadáver, González Martínez declaró por primera vez ante agentes ministeriales. Ya entonces dijo que esa noche cenó con la víctima y que se marchó sobre las 22:40 de la noche.

Ese mismo día los policías toman declaración por primera vez al menor de edad que estaba esa noche como guardia de seguridad. Él asegura tener 18 años por indicación de su patrón, “para no tener problemas”.

Los días 17 y 18 transcurren sin contratiempos, según el testimonio de González Martínez, que refiere que ya entonces hay seguimientos policiales.

El día 19 es la jornada clave.

González Martínez asegura que fue citado nuevamente en el condominio Las Gardenias para ver a Sergio, el hermano de la víctima. Acude por la mañana. Ahí se encuentra con alguien a quien identifica como el “comandante Simón”, que le dice que tendrá que ampliar su declaración. Se ponen de acuerdo para acudir al Servicio Médico Forense (Semefo), donde se realizan las testificales.

“Salgo en mi camioneta, a las 10:15 o 10:17 y, al salir del conjunto de Gardenias para agarrar hacia la carretera, 3 minutos después, salen dos carros bloqueándome el paso. De esos carros desciende uno de los agentes ministeriales con los que yo había estado. Sus palabras fueron: ‘bájate del carro hijo de tu puta madre, ya valiste madre, a nosotros nos vale madre que tengas amigos en el gobierno, ¿con quién venías hablando?’ El agente, del que no conozco su nombre, me bajó del vehículo, me violentó de manera verbal y física, me quitó el teléfono”. Así describe González Martínez el momento de su arresto.

El problema es que nadie sabía que estaba arrestado. De hecho, no existe constancia de que lo estuviese. Según su abogado, Tacher Urbina, no hubo orden de aprensión. Oficialmente, no estaba en manos de la autoridad.

Según el relato de González Martínez, a partir de ahí comenzará un período en el que será interrogado y torturado durante nueve días y ocho noches.

“Te vamos a matar y te vamos a entregar con la maña. Yo iba muy espantado”, declaró ante el juez que le decían sus captores.

Su relato habla de varias sesiones de tortura e interrogatorios. En la audiencia del lunes, ante el juez, el hombre rompió a llorar al recordar esos momentos. “Iba muerto de miedo, decían que iban a traer a mi familia. Estaba esposado de pies y manos”, dijo, entre sollozos.

Según su testimonio, los agentes le instaban a que se incriminase y señalase quién le había ayudado a matar a José Arredondo.

Ese mismo día ocurren varios hechos relevantes.

Por un lado, alguien llama al socio de González Martínez y le pide un rescate por su colaborador: 110,000 pesos. “A mí me vale madre tu vida, yo que quiero es dinero”, dice el acusado que le dirá un presunto oficial. Nadie abonará ese pago.

Por otro, Jesús Enrique Martínez, primo de la víctima y con quien comparte departamento, es también interrogado violentamente con el mismo modus operandi: dos camionetas pick up blancas con las lunas tintadas.

“Me levantaron el viernes 19 de julio a las 18 a las puertas de mi domicilio”, declaró el lunes ante el juez.

“¿Qué es levantaron?

“Me secuestraron”.

Según el testimonio de Martínez, regresaba de llevar al trabajo a su patrón cuando fue abordado por las camionetas. Durante un tiempo indeterminado estuvo esposado, con el rostro tapado y siendo interrogado, con preguntas como “cuántos secuestros y asesinatos había hecho”. También le preguntan por su primo, González Martínez, ya en su poder.

En este lapso de tiempo, los agentes aprovechan para entrar en la vivienda que comparten e irrumpir en el dormitorio de González Martínez. De allí se llevarán unos tenis que, posteriormente, usarán como prueba, asegurando que tienen sangre de la víctima.

A última hora de la tarde, Enrique Jesús Martínez es liberado. Le advierten de que no declare sobre los interrogatorios. Su primo aún tendrá que esperar otra semana.

Un menor amenazado en las oficinas del MP

El día 20 es el turno del interrogatorio al menor de edad.

Fue citado sobre las 19:00 horas y le meten en la furgoneta. Declaró ir asustado porque los supuestos agentes iban armados. Dijo que le quitaron el teléfono y le amenazaron.

“Me llevaron a declarar al MP. Me metieron, me sentaron, estaba un muchacho en una computadora. Me preguntaron que había visto. Yo dije que no vi nada sospechoso. Me dijeron que no me hiciera el pendejo, que dijera la verdad, que si no, me iban a mochar los dedos, que si sabía cómo matan los narcos”, declaró.

“Sacaron una paleta, como una tabla. Uno me preguntó si sabía leer. ¿Para qué esto? Para los mentirosos. Me hincaron y no me podía hincar, porque estoy operado de la rodilla derecha. Le dije que no me podía hincar. No te estamos preguntando. Me dijeron que dijera la verdad. Me pegaban zapes en la cabeza”, dijo.

“De aquí vas a ir directo a la cárcel”, dijo que le amenazaban.

A las doce de la noche salió del MP tras firmar unos papeles. Aseguró no saber qué había firmado.

Tres días después, los mismos agentes llegaron a su casa. Le pidieron que firmase tres papeles más. Y en otro, en el que había cinco rostros, que señalase uno: el de González Martínez.

La aparición tras una semana sin rastro

El penúltimo acto de este proceso llega el sábado 27 de julio. El acusado lleva más de una semana en manos de los presuntos agentes. Aunque, oficialmente, no está detenido y tanto la PGE como la PGR tienen las denuncias por desaparición o secuestro interpuestas por su abogado.

“El sábado, el que llegó me dijo que me iba a presentar ante el MP”, declaró ante el juez.

–“Comandante, y esto que me hicieron, que se metieron en mi casa, mi detención…

–“Si dices eso te vamos a matar. Tengo gente de la maña en la cárcel. Cuando la gente entra en los penales se deprime y amanecen ahorcados”.

Aquí aparece una de las contradicciones de la historia. Según la versión que González Martínez ofreció ante el juez de control, los supuestos agentes ministeriales lo entregan a otros compañeros, quienes lo trasladan al MP.

Según la versión expuesta en la audiencia inicial, dos policías que llevaban la orden de detención por homicidio contra él se lo encuentran caminando por una calle cercana a su domicilio y lo arrestan.

Al día siguiente es la audiencia inicial del caso que se instruye contra él por el asesinato de Arredondo.

Según relata Tacher Urbina, el MP se apoya en el testimonio del guardia menor de edad y llega a decir que la labor de González Martínez fue la de abrir la puerta a otros dos presuntos asesinos. También se apunta a las presuntas manchas de sangre. Con esos indicios sobre la mesa, el juez de control envía al acusado a prisión provisional.

En opinión del abogado, toda esta construcción se vino abajo el lunes, en la nueva audiencia.

Por primera vez, González Martínez declaró dónde estuvo el tiempo en el que permaneció desaparecido.

Por segunda vez, el menor declara que su testimonio fue forzado. Ya lo había hecho el 23 de agosto, dentro de la causa por desaparición, en una testimonial ante la FGR, pero hasta el momento ambos procesos no se habían cruzado. Se prueba que los agentes que le tomaron testimonio en un primer momento ni siquiera le solicitaron una identificación, ya que lo anotaron como mayor de edad.

También se escucha por primera vez al primo, que dice haber sido secuestrado y amenazado con el mismo modus operandi que su familiar.

Ahora solo falta, espera el abogado, ver si estas revelaciones modifican la situación de su cliente.

“Tenemos un homicidio con un culpable libre y una persona inocente en prisión”, dice Tacher Urbina.

La versión oficial tampoco convence a la familia de la víctima. Animal Político habló con Laura Arredondo, su hermana, quien dijo no haber recibido apoyo por parte de autoridades mexicanas y puso en cuestión que González Martínez sea el asesino de su hermano.

Animal Político

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