Carta a un profesionista

Por Gabriel Hernández Campos / /

Interior JusciciaNO

En Puebla vivimos desde hace 8 años un ambiente de incertidumbre y sistemática violación de derechos humanos, puesto que quien tenía que garantizar la defensa de los mismos simplemente nunca actuó.

A manera de recordatorio, el vocablo ombudsman es un término perteneciente a la legua sueca, el cual no se encuentra incluido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Dicho vocablo se utiliza como equivalente de defensor del pueblo,  por lo que la función esencial del ombudsman es garantizar que los derechos de los ciudadanos no sean violentados por el estado, en el mismo orden de ideas, tiene la obligación de fiscalizar que el gobierno no vulnere las libertades y derechos de los individuos.

En nuestro sistema jurídico, tanto federal como estatal, esta figura recae en la institución identificada como Comisión de Derechos Humanos, a saber de orden federal y estatal. En el estado de Puebla en fecha 18 de diciembre 1992, se publica en el periódico oficial la ley que crea la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos, la cual fue abrogada al publicarse el 24 de marzo de 2000 la ley de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla, misma que en su articulo 2° previene que el objetivo de la Comisión es la protección, respeto, vigilancia, prevención, observancia, promoción, defensa, estudio y divulgación de los derechos humanos.

Consecuentemente, la Comisión de Derechos Humanos es la defensora del pueblo, de los derechos de los ciudadanos y la fiscalizadora de los actos de autoridad que vulneren esos derechos, estas obligaciones recaen en la persona que preside la Comisión.

En Puebla vivimos desde hace 8 años un ambiente de incertidumbre y sistemática violación de derechos humanos, puesto que quien tenía que garantizar la defensa de los mismos simplemente nunca actuó, me refiero a usted Maestro en Derecho Adolfo López Badillo, que el 28 de julio de 2011 fue ungido como Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y terminará su segundo periodo el 29 de julio del presente año.

Me dirijo a usted de manera respetuosa, no con el afán de reclamarle, sino con la única intención de que reflexione respecto de su oscuro transitar en la institución que aún preside, me vienen a la mente varias interrogantes en las que no quisiera equivocarme al dar respuesta. ¿Qué lo motivo a no hacer pronunciamiento alguno sobre la muerte del menor José Luis Tehuatlie Tamayo, mientras que en la ahora Fiscalía General del Estado se tejía una historia que eximiera a la autoridades estatales de responsabilidad, pretendiendo incluso responsabilizar a los padres del menor?, ¿Por qué nunca hizo pronunciamiento alguno sobre los cientos de presos políticos que la estirpe virreinal, a la que pertenece, fabricó?, ¿Sabía usted que el caso de la jovencita Paula Sánchez Silva actualmente se encuentra en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, debido a que usted tampoco hizo nada? ¿De las más de 2 mil personas desparecidas en nuestra entidad federativa, ni hablamos verdad?

En algunas ocasiones escuche que usted ha sido omiso en el desempeño de su encargo, Maestro López Badillo, no comparto esa opinión, usted ha sido cómplice, sí cómplice no de un gobernador y su gabinete, sino de una pandilla encabezada por la persona que lo convirtió en un ser indolente. A mi mente vienen las escenas de la película Cuestión de Honor, en especial la que contiene el siguiente diálogo:

Soldado  Downey:   ¿Qué significa eso?, ¿Hal?, ¿Qué significa eso? No entiendo, el Coronel Jessep  

                                    ordenó el código rojo. El Coronel lo ordeno, ¿Qué hicimos mal nosotros?

Teniente Galloway: No es así de sencillo.

Soldado  Downey:    No hicimos nada malo.

Cabo Dawson:    Sí, lo hicimos. Se supone que defendamos a los que no se pueden defender.

                              Nuestro trabajo era defender a Willie.

Desafortunadamente, Don Adolfo, usted no defendió a los que no se pueden defender, usted los humilló, los defraudó, los vendió. Es una larga lista de hechos con apariencia de delito que pueden ser imputados a su persona, por los que seguramente en algún momento tendrá que responder. Mientras, duerma tranquilo, quizá en uno de sus sueños encuentre la cordura y el arrepentimiento. Nunca lo olvide LA DIGNIDAD NO SE NEGOCIA.