Si tomas una papa, la pelas (en la cáscara hay algunos nutrientes), la cortas, fríes en aceite y le echas sal, queso, ají o salsa, conviertes la bomba de almidón en una verdadera ‘arma de destrucción”, asegura el catedrático Eric Rimm, profesor de nutrición de dicha institución.
En otra investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition, los científicos hicieron un seguimiento por ocho años a 4,400 personas entre 9 y 61 años, de la frecuencia en la que consumían papas fritas.
La mayoría de los participantes lo hacían dos o tres veces al mes, y un importante número lo hacía de dos a tres veces a la semana.
El seguimiento de casi una década reveló que murieron 236 participantes, de los cuales en su mayoría comían papas fritas al menos una vez por semana.
Aquellos que consumieron más de tres veces a la semana presentaron tres veces más riesgo de mortalidad que quienes lo hicieron menos de una vez al mes”, detalla el informe.
Aunado a la preparación de las papas, también se asociaron riesgos de mortalidad con enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.
Para los especialistas, el daño por consumo de papas fritas depende en gran medida en la cantidad de porción y el aceite que se utiliza. Por ello, recomiendan ingerir más de 12 a 15 papas fritas, lo que equivale a 140 calorías.
Recuerda que lo mejor es evitar daños a largo plazo, así que si puedes evitarlas ¡mucho mejor!
Sustitúyelas por papas horneadas o verduras crudas que te ayudarán a tener energía, fibra y un cuerpo sano.
