Tragedias

Manuel Mendoza salió de Guatemala y jamás volvió; tres años después su familia cruza fronteras para buscarlo

- Foto: Edmundo Velázquez

Este día pasó por Puebla como parte de la Caravana de Madres y Familiares de Migrantes Desaparecidos que por catorceava vez cruza todo Centroamérica para buscar más información y despejar la cifra negra de al menos 70 mil desaparecidos a su paso por México.

Por Edmundo Velázquez / @mundovelazquez

/ Ciudad de Puebla

Manuel Mendoza Ros se comunicó por última vez con su familia el 7 de abril del 2015, cuando estaba por cruzar el Río Bravo rumbo a McAllen, Texas. Esa noche, en Reynosa, Tamaulipas, llamó a su familia. Desde entonces su familia no sabe qué pasó con él.

Su hermana Elvira lleva tres años y siete meses buscándolo. Este 6 de noviembre pasó por Puebla como parte de la Caravana de Madres y Familiares de Migrantes Desaparecidos que, por catorceava vez, cruza todo Centroamérica para buscar más información y saber que su hermano no forma parte de la cifra negra de, al menos, 70 mil desaparecidos a su paso por México.

Llega la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos a Puebla

Él llama avisando que iba a cruzar a McAllen. Y que llegando allá, iba a llamar. Estábamos esperando el 8 de abril en la mañana la llamada. Pero llamaron los polleros pidiendo un dinero. Papi depositó el dinero. Vuelve a llamar como a medio día. Y el pollero le dice a Papi: ‘Lo siento mucho, la migración les cayó en Río Bravo, están detenidos’”, desde entonces Elvira y su familia no saben qué ocurrió con Manuel.

Manuel, de 32 años, dejó un puesto como profesor en Jacaltenango, Guatemala, para comenzar con la venta de cacahuates. “Ya no tenía alumnos así que empezó a distribuir cacahuate”, relató Elvira. El negocio no prosperó. Así que contrató los servicios de polleros guatemaltecos que ofrecían hacerlo llegar hasta los Estados Unidos sano y salvo para poder conseguir un mejor empleo.

Mi hermano había dado cierta cantidad. En total de 55 mil quetzales de Guatemala”, detalló Elvira en entrevista con PÁGINA NEGRA. Jamás volvió, no tuvieron más noticias de él. No hay una investigación a fondo para dar con su paradero y las familias de los migrantes desconocen dónde presentar la denuncia, si en su país de origen, en México o en los Estados Unidos.

Según explicó Eva Ramírez, del Comité de Madres y Familiares de Desaparecidos, no hay un número exacto de desaparecidos y la cifra negra podría llegar hasta los 120 mil. Pero no hay un concentrado estadístico, ni cifras ni datos.

El sueño americano aquí, en México, se convierte en una pesadilla. No hay un número exacto de cuántas personas han desaparecido. Somos la sociedad civil la que los estamos buscando. Los familiares van a Relaciones Exteriores en sus países y les dicen: ‘Aquí no desapareció, aquí no pueden denunciar”, comentó Eva Ramírez.

La situación se ha agravado en países como Honduras, lo cual ha provocado el éxodo de la otra Caravana Migrante que desde la semana pasada llegó también a Puebla. Las organizaciones sociales que acompañan tanto a las madres de desaparecidos como a los migrantes piden que no se les criminalice.

Somos los pobres los que nos estamos organizando. Somos los pobres. Pedimos al pueblo de México que no los vean como criminales. Ellos huyen por su vida. Huyen porque la situación de inseguridad ya se les salió de control a sus presidentes. Ayúdenlos para que no sean criminalizados”.

La Caravana de Madres y Familiares de Migrantes Desaparecidos recorre México y Centroamérica cada año desde hace 14 años para poder identificar casos y presentar las denuncias de los desaparecido.

Hemos tenido alegrías y tristezas. Hay casos en que se han reencontrado familias y otros donde simplemente nos regresan cenizas”, relató Eva Ramírez.

La familia de Manuel Mendoza Ros no pierde esperanza. Su hermana Elvira asegura que la caravana le ha servido para encontrar esperanza donde antes no la había:

Ya son tres años con trece meses de lucha, de dolor, créame que esos tres años y siete meses han sido muy difíciles pero me han hecho fuerte. Entre tantas lágrimas he aprendido a decir no voy a llorar y encontrar la forma de cómo encontrar a mi hermano”.

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