"Don Chava", como es conocido, entregó a su hijo Eduardo a las autoridades para evitar que vecinos lo lincharan; ellos siempre sospecharon que era el responsable de la desaparición de su medio hermano, Julián Salvador, de tan solo 7 años.
El pequeño vivía con sus padres al interior de un domicilio ubicado en la calle Mejía, de la Séptima Sección de la Unidad Habitacional Misiones de San Francisco, en el municipio de Cuautlancingo, Puebla. Como cualquier niño de su edad salía a jugar con sus vecinos y estudiaba. Incluso, había logrado conseguir una beca por sus buenas calificaciones.
El sábado 8 de agosto, sus padres lo dejaron solo por un momento en su casa; cuando regresaron, ya no estaba. De inmediato dieron aviso a los colonos e imprimieron una fotografía del menor para comenzar a repartir volantes por toda la Unidad Habitacional.
Ese mismo día, vecinos de la calle Mejía vieron que Eduardo, hijo de "don Chava" y medio hermano de Julián, llegó a la casa.
El sábado por la noche, los vecinos se comenzaron a reunir e iniciaron una búsqueda: "Fuimos a buscar hasta allá atrás por las yerbas, a las demás calles, a la entrada pero nada", dijo uno de los vecinos.
Mientras todos buscaban desesperadamente a Julián, Eduardo estaba sentado afuera de la casa donde había matado a su hermano.
Estaba no sé si drogado o borracho o qué, a todos se nos hizo sospechoso, sabíamos que él tenía algo que ver".
Entonces los vecinos comenzaron a organizarse, fueron a la casa y amagaron con linchar a Eduardo si no decía qué le había hecho al pequeño Julián; en ese momento, "don Chava" intervino y prometió entregarlo a las autoridades para que ellas determinaran si era culpable o no. Al momento de ser trasladado, Eduardo intentó sobornar a los policías por lo que fue presentado sólo por el delito de cohecho.
Al día siguiente, los vecinos se enteraron que el cuerpo de Julián ya había aparecido: fue enterrado a la entrada de Misiones de San Francisco, a un costado de la autopista México-Puebla.
Una cámara de seguridad de una casa cercana captó el momento en que Eduardo saca de la vivienda un tambo, adentro llevaba a Julián.
Tras la noticia, los vecinos comenzaron a reunirse para apoyar a la familia con dinero, pan, flores o lo que fuera su voluntad. Desde la madrugada estaban esperando el cuerpo del menor pero nunca llegó.
La mañana del día siguiente, a la vivienda arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) para realizar diligencias en el domicilio; ahí encontraron el tambo donde Eduardo metió a Julián y la pala que ocupó para enterrarlo.
Para los vecinos fuera de la calle Mejía es sospechoso que nadie haya escuchado los gritos de Julián o los golpes de Eduardo, aunque también están conscientes que el hombre de 25 años es alto "y de un solo golpe posiblemente mató a Julián". Otros temen que "entre su loquera" antes de asesinarlo, Eduardo haya violado a Julián. Finalmente, hay unos que piensan que cuando lo enterró, el menor todavía estaba vivo.
"Don Chava" llegó aproximadamente a las 11:00 horas de este lunes 10 de septiembre a la casa, pero sin el cuerpo de su hijo. Comentó que sigue en el Servicio Médico Forense porque aún no le realizan la necropsia y hay más cuerpos. Esperan que llegue durante el transcurso de la tarde.
Mientras tanto, conocidos le dieron el pésame a don Chava, quien, a pesar de todo, se le notó tranquilo y al pendiente de todo. Su esposa, dijo, sí está inconsolable. Una señora de la tercera edad le preguntó por Eduardo, don Chava sólo respondió: "necesito que me entiendan, también es mi hijo. Aún no puedo creer qué pasó por su cabeza para hacer eso".
A la entrada de la casa de Julián levantaron un altar con flores y la fotografía del niño. A lado se acondicionó una mesa para que las personas entregaran su ayuda. Mientras todos esperan el cuerpo del menor, una vecina empezó a repartir pan a los presentes.
"Don Chava" se entrevistó con los agentes de la Fiscalía, dijo que sí se va a realizar velorio pero aún no deciden si el menor será enterrado en Puebla. El hombre es originario de Veracruz y su mamá de Atlixco.
Un vecino comentó que hace un año, aproximadamente, contrató a Eduardo para que lo ayudara en su negocio, pero al primer día lo tuvo que correr porque no sabía hacer nada "ni abrir un refresco. Lo puse a lavar los trastes y se sentó".
El vecino dijo que la culpa no es de ellos, sino de los padres por no enseñarlos a ser productivos.
Los habitantes de Misiones de San Francisco aprovecharon está situación para exigir más seguridad pues comentaron que sólo cuentan con dos patrullas que realizan rondines de vez en cuando.
Misiones está creciendo mucho y nos falta seguridad. La otra vez, al lado de mi casa unos jóvenes realizaron una fiesta pero en la noche, dos de ellos comenzaron a golpear a una señorita, no sé si la querían violar. Yo salí con mi esposa con tubos para defender a la muchacha, hablamos a la policía y llegó dos horas después".
