Tragedias

PERFIL: A Lolita y a su hijo Antonio los mató su vecino en Amalucan por defender su casa; sus vecinos colectan dinero para el sepelio porque ningún familiar los reclamó

- Foto: Especial

Los hechos ocurrieron la noche de ayer, martes 8 de mayo, fuera del domicilio ubicado en Retorno Tecojote número 105. El responsable, José Manuel Zenteno Castillo se decía ex militar y una persona “influyente”, que trabajaba como guardia de algunos funcionarios. Logró darse a la fuga en compañía de su esposa e hija y les dio tiempo hasta de llevarse sus documentos

Por Magarely Hernández / @magarelyhl

/ Puebla, Puebla

Dolores Ávila Rodríguez, de 65 años, y su hijo, José Antonio Sánchez Ávila de 35, vivian humildemente en un duplex en la colonia Amalucan de Puebla; para mantenerse ella trabajaba como mesera y él era empleado. Su vecino, un hombre identificado como José Manuel Zenteno Castillo, que presumia era un exmilitar los mató a sangre fría la noche del 8 de mayo por defender su patrimonio. 

El vecino, quien presumía ser guardaespaldas, había dañado la vivienda de Doña Dolores cuando construyó una ampliación de su casa y quería seguir construyendo. Todo indica que la señora, quien ya lo había demandado por los daños, lo confrontó y él decidió matarla, su hijo intentó defenderla pero también terminó muerto. 

Los cuerpos fueron reclamados más por los vecinos que por sus propios familiares, con quienes al parecer, tenían problemas y no llevaban una buena relación. Sus vecinos, quienes los apreciaban, comenzaron ayer la colecta de recursos para el sepelio. 

VER: Antonio y Lolita son los dos asesinados por un ex militar en Amalucan; eran muy queridos por sus vecinos

Doña Lolita, como la conocían en “El retorno”, llevaba más de 40 años viviendo en el inmueble marcado con el número 105 de la calle Retorno Tecojote, casi esquina con avenida Roble, en el Infonavavit Amalucan. Los vecinos aseguran que la señora nunca fue conflictiva y era muy querida en la calle, al igual que Toño, pues lo conocieron desde que nació.

Lolita trabajaba en un bufete, era mesera y en una ocasión se cayó y estuvo incapacitada por algunos días; aun así, ella vendió gelatinas afuera de una panadería cerca del lugar. Además, la señora se encontraba arreglando sus papeles para ser pensionada, ya le faltaba poco, dicen. 

Su homicida llegó a vivir hace cinco años. Las casas son dúplex y Lolita vivía en la parte de abajo, con su hijo. El hombre vivía en la parte de arriba, marcada con el número 107. Sin pedir permiso, comenzó a construir y hacer ampliaciones en su casa.

Dicha situación provocó que la vivienda de Lolita y Toño resultara dañada, por lo que se le pidió de favor al sujeto que absorbiera los gastos de la reparación o, en todo caso, dejara de construir. Las amigas más cercanas de Lolita dijeron que la señora se molestaba pero nunca fue grosera; incluso, fue después de varios años que decidió iniciar un juicio, pues su vecino quería expandirse más.

El sujeto le comentó a Lolita que era ex militar y, además, que era una persona “influyente” pues incluso trabajaba como seguridad de algunos funcionarios. El hombre vivía con su esposa y su hija, pero nunca tuvieron relación con el resto de los vecinos y si bien estos sí los ubican físicamente, nadie conoce los nombres.

La noche del martes 8 de mayo, los vecinos escucharon cerca de 5 detonaciones de arma de fuego; no escucharon alguna discusión previa, sólo los balazos. Al salir, encontraron los cuerpos de Lolita y Toño.

El reporte de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal indicó que el joven recibió un balazo a la altura del tórax y su mamá en la cabeza; los vecinos comentaron que fue al revés. Así, Antonio habría perdió la vida de forma inmediata y fue doña Lolita un poco después. Incluso, una señora logró acercarse y dijo que todavía estaba viva.

El responsable intentó darse a la fuga a bordo de una camioneta blanca que estaba estacionada fuera del lugar, pero el resto de los vecinos se lo impidió. Sin embargo, le dieron tiempo de sacar a su hija y a su esposa; incluso hasta algunos documentos personales y después huir.

Su esposa y su hija corrieron hacía un lado; él hacía otro y fue perseguido por algunos vecinos. Al notar que lo alcanzaban, el sujeto cortó cartucho y les apuntó a lo lejos, por lo que las personas decidieron dejarlo ir.

En la casa del responsable hay una cámara de seguridad, misma que los vecinos piden sea analizada por las autoridades.

Tras lo ocurrido, al lugar llegaron elementos de SUMA pero confirmaron que las dos personas ya habían perdido la vida. También se hicieron presentes elementos de la Policía Municipal, quienes acordonaron la zona en espera de las autoridades correspondientes para realizar el levantamiento de cadáveres, mismo que ocurrió hasta las 03:00 horas, cuando los hechos fueron reportados a las 22:55 horas.

Los vecinos aseguran que a Lolita nunca le conocieron más familia, sólo eran ella y su hijo, quien trabajaba en la empresa Jocar, especializa en electricidad y automatización.

Cuando los vecinos comenzaron a salir, una señora dijo conocer a un señor que vivía en la calle de enfrente y sabía que era hermano de la señora. Le fueron a avisar sobre lo ocurrido, pero les dijeron que en ese momento no podía ir. Fue hasta el mediodía de este miércoles 9 de mayo que el señor y su hija se hicieron presentes

Los vecinos se comenzaron a reunir desde la mañana y trataron de localizar a más familiares para reclamar los cuerpos, pero no tuvieron éxito. Entonces, dijeron que reunirían firmas y harían todo lo necesario para que el cuerpo de doña Lolita y Antonio tuviera una sepultura.

Alrededor de las 13:00 horas, al lugar arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado para para clausurar las dos viviendas. Además, descartaron que en la casa del homicida estuviera una señora de la tercera edad en silla de ruedas, como la mayor parte de los vecinos comentó.

Los habitantes de la colonia y un hermano de Lolita sostuvieron una plática y llegaron a un acuerdo: el señor iría a recoger los cuerpos, pero no se haría cargo de los gastos funerarios.

Los vecinos pretendían velar los cuerpos en la calle, pero hasta la publicación de esta nota, representantes de la empresa Jocar, donde trabajaba Antonio, habían informado que todos los gastos funerarios correrían por su cuenta, pues no querían que los restos fueran velados en la calle.

También la dueña del bufete donde trabajaba doña Lolita externó que ella podría hacerse responsable, en caso de que sus familiares se desentendieran.

Aunque están a la espera de los cuerpos, los presentes llegaron al acuerdo de que madre e hijo fueran velados en la capilla de “El retorno” y verían la posibilidad de que fueran enterrados en el panteón municipal.

La colecta para comprar café, pan y flores estaba a cargo de algunas vecinas, aunque se sabe que los amigos de Toño también realizarían una colecta.

La muerte de Lolita fue contabilizada como el femininicidio número 39 ocurrido en Puebla en lo que va de 2018.

VER: Feminicidio 39: Lolita N. y su hijo son asesinados a balazos por un vecino en Amalucan

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