Feminicidios

Secuestran y asesinan a joven de 18 años; sus captores pidieron 3 millones de pesos por ella

- Letra Roja.

Jessi era una chica que siempre daba la mejor versión de sí misma, amaba cantar, bailar y hacer bromas, tenía aproximadamente nueve tatuajes en la mayor parte del cuerpo.

Por Letra Roja

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El pasado mes de noviembre de 2017, Jessica Nayeli Serrano Vargas, de 18 años de edad, fue secuestrada y asesinada en el Estado de México.

Jessi era una chica que siempre daba la mejor versión de sí misma, amaba cantar, bailar y hacer bromas, tenía aproximadamente nueve tatuajes en la mayor parte del cuerpo.

En aquel entonces vendía ropa en una boutique y en un futuro quería ser estilista, de hecho estaba a punto de entrar a la escuela.

Una persona cercana a la familia, la cual pidió no revelar su nombre habló con Letra Roja y esto fue lo que nos dijo sobre el caso.

Aquí la historia:

Todo comenzó el 4 de noviembre del año pasado cuando Jessi pidió permiso para ir por un café con unas amigas en algún lugar de Tlalnepantla… el tiempo transcurrió y la joven no llegó a dormir.

Aquel día, no se encontraba en casa ni su papá, ni su mamá por cuestiones personales, así que se percataron de su ausencia hasta horas después.

Al teléfono celular de su abuelita llegó un mensaje, en el cual le pedían un número para comunicarse con la familia vía WhatsApp y les hacían saber que tenían secuestrada a la joven de 18 años de edad y que querían tres millones de pesos.

La familia de la joven brindó el número y comienzan a recibir imágenes, mensajes de texto, voz, llamadas y videollamadas donde se mostraba la imagen y la voz de la joven.

En algunas mensajes sólo se podía ver a Jessi con un trapo en la boca, no se veía amarrada, ni mostraba señales de que estuviera secuestrada, el amigo de la familia cuenta que eso se le hizo muy raro por lo que sugiere a la familia de la joven asistir con las autoridades antisecuestros.

Justo en aquel lugar, recibieron una llamada y las autoridades brindan un negociador para ayudarlos.

Ya en la llamada, el negociador les dice que la joven no se encontraba secuestrada y que sólo estaba fingiendo, que sólo quería dinero para su pachanga y que ese era un delito grave que se castigaba de 12 a 14 años de cárcel.

Pese a que la familia de la joven estaba en aquel sitio, el amigo de la familia, cuenta que en ningún momento vio que le brindaran la atención adecuada a la familia de la joven.

Ellos le entregaron números, fotos, videos, grabaciones de audio y las autoridades no hicieron nada. Les hicieron creer que la joven se encontraba fingiendo y les dijeron que hicieran caso omiso a lo dicho por los secuestradores”, indica el joven.

En la penúltima llamada que Jessi tuvo con su familia, ella les explicó cómo había terminado secuestrada, que la subieron a una camioneta y que además le habían dado un balazo en la pierna.

En ese lugar donde tenían a Jessi se podía observar a dos hombres y a una mujer de entre 25 y 29 años de edad.

Además de hablarle a la familia directa, los secuestradores le marcaron a una tía de la joven la cual vive en otro estado, a ella le hicieron una videollamada y le enseñaron a Jessi y en qué condiciones estaba.

En la última llamada que realizaron a la familia directa, Jessi se despidió de sus padres, les dijo que los amaba. La joven estaba resignada, en el fondo sabía que iba a morir”, indica el amigo.

Tiempo después ya no volvieron a saber nada de la joven y hasta el jueves de la siguiente semana le hicieron saber a la familia que habían localizado el cuerpo de Jessi. Al principio les dijeron que el cuerpo estaba calcinado, después les dijeron que no era ella.

Jessi entró al Semefo a la 1:40 de la mañana del martes y el jueves autoridades les hicieron saber que ya estaba ahí el cuerpo y que fueran a reconocerlo.

Lo único que dijeron las autoridades fue que a la joven la habían picado, que tenía un balazo en la frente y quemaduras en segundo y tercer grado en la parte derecha del cuerpo.

El amigo de la familia, indica que ya pasaron dos meses desde que la familia de Jessi entregó todas las pruebas y que no es posible que aún teniendo todo, las autoridades no hagan nada.

Las autoridades no han hecho nada, la familia de Jessi se siente secuestrada desde la muerte de la joven no son los mismos, no pueden realizar sus actividades como cualquier otro mortal por miedo a represalias ya que los secuestradores sabían con exactitud a qué se dedicaba cada uno de la familia de la joven.

Tienen miedo, sienten impotencia, realmente es una injusticia lo que están pasando, las autoridades antisecuestro sabían del caso, lo vivieron y dijeron que ella estaba mintiendo”, indica nuestra fuente.

Es por eso que pedimos a las autoridades tomar cartas sobre la mesa y no dejar este caso en el olvido.

Letra Roja

 

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