Después de estar en tres ocasiones en la cárcel por delitos de violencia familiar y robo agravado, Miguel Tomás Armenta de 35 años, murió a tiros después de una discusión que tuvo en las calles de la delegación Iztapalapa de la Ciudad de México.
Estuvo en el Reclusorio Oriente pero siempre regresaba a las calles, y una vez fuera, pedía dinero a los transeúntes, se drogaba y bebía alcohol en la vía pública. Según los reportes de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, fue encarcelado por primera vez en el 2005 por robo calificado.
Tiempo después, en el 2014 fue detenido de nuevo por violencia familiar en Iztapalapa. Al salir, no estuvo más de dos menos. La Secretaría de Seguridad Pública lo encontró robando en la Unidad Ermita Zaragoza.
El fin de semana, lo encontraron baleado afuera de su casa. Había tenido una discusión con un par de hombres que estaban en una motocicleta blanca; tras el altercado, uno de ellos se le acercó y le disparó en dos ocasiones. Su familia declaró que al salir de la cárcel se dedicaba a pedir dinero y “tronarse” en la calle.
