Una vez que Lobos BUAP consumó su fracaso al descender de la Primera División, el equipo poblano pasó a formar parte de un grupo selecto de mediocridad, pues se convirtió en el quinto equipo en torneo cortos en perder la categoría un año después de conseguir el tan añorado ascenso.
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El equipo de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) tenía la estadística a su favor. Cuando ellos llegaron a Primera División solamente cuatro equipos fracasaron en su intento de permanecer al menos dos años en el máximo circuito.
Dorados, Leones Negros, Necaxa y Querétaro regresaron a la oscuridad de la Liga de Ascenso un año después de que levantaron el trofeo que acreditaba su pase a la Liga MX. En este saco ahora se encuentra el equipo licántropo.
Para los equipos que llegan a Primera División es más complicado permanecer ya que su cociente es más volátil. Los equipos que ya juegan en Liga MX dividen los puntos entre los partidos que jugaron en los últimos tres años.
Mientras que para los recién ascendidos sacan su cociente de los puntos que van cosechando en los torneos Aperturas y Clausura, por lo que no tienen margen para hacer malas temporadas como le sucedió a Lobos BUAP.
Dorados de Sinaloa ascendió para el Apertura 2015; para el Clausura 2016 perdió la categoría.
En 2014, los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara regresaron a Primera División tras décadas de ausencia. Al siguiente año volvieron por no llegar a la cifra mágica de los 40 puntos en dos torneos.
En el periodo 2010-2011, los Rayos del Necaxa vieron las dos caras de la moneda. Su regreso a Primera tras dos años de ausencia y la vuelta al Ascenso MX.
El primer caso de este tipo lo protagonizó Querétaro en el Apertura 2006 y Clausura 2007.
