La imagen de un Ángel, un confesionario, el sacerdote y su sacristán es lo único que no resultó afectado en la iglesia de Atzala, Puebla en donde el techó se derrumbó por el terremoto de 7.1 grados. En el lugar quedaron sepultadas 15 personas —11 cuerpos ya fueron rescatados— que acudieron a bautizar a una niña en martes, día inusual para realizar este tipo de celebraciones religiosas.
A la una de la tarde inició la ceremonia para bautizar a Elideth de tres meses, la hija menor de Ismael Escamilla. También acudió su esposa y su otra hija. Los padrinos de la menor eran Susana Villanueva, su esposo y dos hijos también. Por ser día laboral solamente acudieron 8 invitados más.
Catorce minutos después —a la 1:14 de la tarde— la tierra comenzó a sacudirse con gran furia. El epicentro del terremoto fue a no más de 10 kilómetros de distancia en los límites con el estado de Morelos.
El padre y su sacristán que se encontraban debajo del altar de Santiago Apóstol salieron corriendo de la iglesia por una puerta alterna mientras todo comenzaba a derrumbarse en el lugar.
Las otras 15 personas no tuvieron tiempo de correr. Trataban de abrazar a sus pequeños. En menos de 30 segundos el techo de piedra se vino abajo. Quedaron sepultados y su muerte fue instantánea.
En Atzala, Puebla se derrumbó la iglesia y mató a 11 personas. Así rescatan los cuerpos @CentralPuebla @jess15710 pic.twitter.com/K4Rb4bBDOp
— Osvaldo Macuil (@OsvaldoMacuil) 20 de septiembre de 2017
El pueblo de Atzala retumbó. Los pobladores iban saliendo de sus casas cuando comenzaron a dimensional el daño a su templo.
El Sacerdote Néstor que logró salir ileso les confirmó que había gente atrapada en la iglesia, la cual solamente tenía en pie las paredes.
Atzala es una comunidad encajada en la Mixteca Poblana, a media hora de Izúcar de Matamoros. No cuenta con señal de telefonía móvil. Cuatro horas después de la tragedia, el gobierno estatal reveló que 9 personas perdieron la vida, pero los cuerpos de rescate nunca llegaron.
En el poblado la gente ya se había organizado con palas, picos y cubetas para sacar los escombros y rescatar a sus muertos.
Poco a poco llegó gente de otras comunidades, de Chietla e Izúcar principalmente, con las mismas herramientas.
A las seis de la tarde ya se tenía una brigada ciudadana de 400 personas. La mayoría se dedicó a sacar escombros. Otra parte, en su mayoría mujeres, montaron una cocina para darle de comer a los ayudantes.
Conforme levantaban las piedras y escombros aparecían los cuerpos de las víctimas. Uno a uno fueron colocados en el atrio de la iglesia y tapados con una sábana blanca. La gente de Atzala le rezaba a cada uno de ellos para despedirlos.
Así pobladores de #Atzala retiran escombros de iglesia a Santiago Apóstol tras #sismo. Reportan 11 muertos @CentralPuebla pic.twitter.com/tGwPmvnV94
— Jesús Viñas (@jess15710) 20 de septiembre de 2017
A los brigadistas no les importó que el cascarón del templo estuviera frágil. Ellos seguían levantando escombros en carretillas y con sus manos para dejar sentencia que rescataron a todos sus vecinos.
Tampoco se apareció personal de Protección Civil para anunciarles el riesgo que corrían ante una eventual réplica y que las paredes que aún se encontraban en pie también los sepultará.
Ya no griten, el templo está frágil", era una de las instrucciones de los propios pobladores para ponerse seguros; pero seguían con sus labores.
Cuando la noche cayó, aparecieron los cascos de hombres topo para alumbrar las montañas de piedra. La maquinaria pesada que estaba afuera también sirvió para lo mismo.
Inesperadamente alguien decidió usar los apagadores de luz que se encontraban en el cascarón que quedó y encendieron las lámparas para ayudar a los brigadistas.
Los cuerpos de los fallecidos también fueron alumbrados. La gente colocó 13 veladoras alrededor de ellos. A un costado también estaba la figura del Ángel que estaba dentro de la iglesia y que inexplicablemente no sufrió un solo rasguño. Estaba parado como si fuera el guardián de los poblanos que no tuvieron la misma suerte que él
