-Crónica-
Unos 40 vecinos, de los dos mil convocados, se reunieron ayer en el Parque de las Mariposas de la Zona Azul de Lomas de Angelópolis. Entre el olor a huevo podrido por el Río Atoyac y en medio de la oscuridad, por falta de luz, intentaron celebrar una asamblea.
La estrategia de Grupo Proyecta estaba lista, mandaron a tres de sus empleados más tenaces para armar una puesta en escena frente a los vecinos. Primero decidieron convocarlos a las siete de la noche, cuando llegan agobiados por sus jornadas laborales y la preocupación de irse al otro día a trabajar no les deja de taladrar la cabeza.
Ahí estaban parados al frente, con una mesa montada y un proyector listo Mario Alberto Cadena y Alfonso Jiménez, simulando ser solo colonos preocupados de Lomas de Angelópolis que se ofrecieron “voluntariamente” a organizar el intento de Asamblea vecinal.
También estaba Joaquín Ortiz Esguibar, como parte del equipo estratégico para timar a los vecinos. Este cobró a Grupo Proyecta seis millones de pesos para dar su voto a favor cada que haya que impedir que un nuevo inversionista entre a Lomas. Ortiz ofrece además conectes para conseguir ilegalmente estados de cuenta bancarios que pongan en jaque a los vecinos, según informaron a CENTRAL fuentes al interior de la empresa.
Ortiz Esguibar fue presidente de la Zona Azul, los condóminos lo identifican por sus malos manejos por beneficiar siempre a Proyecta.
Incautos los pobladores cayeron ante la primera treta. Tenaz, Mario Cadena comenzó el pase de lista de los 14 presidentes que debían estar para cumplir la Asamblea, contó 8 asistencias y soltó rápido: “¿Estamos de acuerdo en que tenemos el 69.9% del quórum?”.
Los vecinos no acababan de sentarse en las sillas, no prestaron atención, cualquiera de ellos que hubiera cursado con éxito la primaria sabría que el equivalente de asistencia era solo del 57%.
De inmediato, aprovechando el trio se erigió como una nueva Mesa Directiva, se autonombraron presidente, secretario y escrutador.
─¿Están todos de acuerdo en esta propuesta de Mesa Directiva?
─Sí, levantaron la mano los vecinos ─ los únicos facultados para votar eran los ocho presidentes del pase de lista.
Nadie se percató que hay una Mesa Directiva nombrada y que no cualquier hijo de vecino, por mucho que haya pagado una casa en uno de esos exclusivos clústers, podría erigirse como juez y con un interés tal como trabajar para Grupo Proyecta.
Inició el intento de Asamblea con atropelladas intervenciones de los vecinos que de inmediato sacaron la casta y no pararon por gritarse e insultarse entre ellos.
El caos, planeado por los empleados de Proyecta estaba funcionando, el objetivo que les vendieron a sus “vecinos” fue el de proteger su patrimonio, su casa, su familia. El verdadero: eliminar a la competencia para construir un ambicioso desarrollo inmobiliario en la zona, sí otro desarrollo, llamado Ámsterdam.
Cuando uno de los asistentes intentó exponer el tema de cobrar cuotas a los nuevos inversionistas para pagar los servicios de mantenimiento de los espacios públicos de la Zona Azul ─12 mil pesos por edificación─ ellos gritaban confundidos en la multitud: ¡Fraude! ¡Que regresen el dinero! La maquillada “indignación” permeaba en algunos vecinos que sí fueron honestamente a ser informados.
Pero cometieron un error: con orgullo Mario Cadena admitía una y otra vez que trabajaba para Grupo Proyecta, lo decía orgulloso, con la cara en alto y con la actitud “conciliadora”, con la que actuó durante toda la reunión. Todos ellos sí viven en Lomas pero también trabajan en Proyecta.
Entonces, uno de los vecinos que por fin había despertado del letargo lo enfrentó, les pidió que si de verdad eran de Grupo Proyecta, primero deberían explicar las graves carencias que sufre Lomas de Angelópolis y cómo las obras de ampliación han dañado las estructuras de sus casas.
Algunos vecinos comenzaron a detectar también el engaño, Grupo Proyecta armó con sus empleados una Asamblea con el objetivo de detener la entrada de más inversionistas.
Cuando todo empezó a salirse de las manos optaron por convocar otro día a una nueva asamblea que tome decisiones concretas y que no agarre a los vecinos con las prisas.
Mario Alberto y Alfonso Jiménez regresaron a las oficinas de Proyecta a checar sus tarjetas de salida, y Joaquín Ortiz a su casa a disfrutar del dinero que pidió a cambio de filtrar los estados de cuenta con los que intentó evidenciar a uno de los vecinos por “ratero”.
La puesta en escena no es nueva, la repiten en cada rincón de Lomas de Angelópolis al que intenta entrar un nuevo inversionista, lanzan un discurso de “preocupación vecinal” ya abren paso a la llegada de Ámsterdam.
Los vecinos perdieron su tiempo, la Asamblea era ilegal desde el inicio, fue convocada el domingo 29, por lo que tenían que esperar cinco días hábiles para llevarla a cabo, la fecha legal era el 3 de febrero.