Friday, 19 de April de 2024

Caras vemos, mañas no sabemos

Por Yonadab Cabrera Cruz / /

losamantes inte yona

Se supone que al ver Toy Story 3 aprendemos una gran lección, o al menos en teoría deberíamos aprender una gran lección: por mucho que alguien luzca tierno, huela a frutas y se vea buena gente, puede resultar un personaje cruel y despiadado que vaya en contra de la democracia y todo ese rollo que se echó Barbie cuando Lotso pretende aventar a Woody y su pandilla al contenedor de basura.

Ahora bien, ustedes amables lectores con toda la razón del mundo dirán “este reportero de qué habla”, pero esta recreación de la película de Disney tiene una lógica que está muy cerca de nosotros, más cerca de lo que nos podemos imaginar y sobre todo que tiene tintes priistas y huele a corrupción como la mayor parte de las cosas que hay en el PRI o involucran a ese partido.

Ustedes recuerdan a la diputada local del PRI por el distrito de la Mixteca...

Sí, ella misma. Maritza Marín Marcelo.

Y qué piensan al verla...

Yo les diré lo que pienso: Es re mona esta diputada gordita amigajonadita, ha de oler a frutas y me dan ganas de apretujarle sus cachetitos ¡Dios la guarde en misericordia! (léase en tono de señora empalagosa).

Pero en el fondo, tiene una mente perversa que oculta muy bien bajo ese semblante amable y cordial, bajo esa sonrisa cálida y sus cachetitos que me llaman a pellizcárselos. Todos nos hemos ido con la finta de su lucha en pro de los campesinos, de los migrantes y sus acciones de buena fe por los mixtecos que menos tienen.

Es una Lotsa en potencia. Les explico por qué:

La líder de la Confederación Campesina (CNC) se acerca a los líderes campesinos con su buena cara, amable y amigable para prometerles recursos y así juntos impulsar el campo poblano, lograr que haya prosperidad y vean los millones de pesos en sus carteras, convirtiéndolos en nuevos ricos.

Hasta aquí va bien el acto de buena fe de la diputada que lucha por los campesinos, lo único malo es que a cambio de conseguirles esos recursos, los hombres del campo le tienen que dar el 20 por ciento, es decir, Maritza recibe su moche, pero esto no queda aquí, pues ella también le reparte un porcentaje al líder estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac.

¿A cambio de qué? (Dixit Jenny Rivera)

Pues de que la convierta en la candidata a diputada federal por el Distrito de Acatlán. O sea de la Mixteca, región por la que es actual representante popular.

Y a todos los comités directivos municipales como el de Acatlán, Chila de la Sal, Chiautla y los 51 que integran ese Distrito, les ha ido a exigir su apoyo para que sea la candidata a diputada federal, pues ya cuenta con la “venia” de Jorge Estefan Chidiac.

Por supuesto, los presidentes de los comités directivos municipales y los campesinos han puesto el grito en el cielo, porque la diputada no es tan buena, ni tan amigable, ni tan cálida como nos hace creer a todos.