Sunday, 13 de October de 2024

Morir en San Miguel

Por Edmundo Velázquez / /

CUENTA HASTA DIEZ

Cada que visito el penal de San Miguel en Puebla se apodera de mí una sensación horrible de claustrofobia. 

Siento que el aire es más denso, que hay menos luz. 

Que sería el peor sitio donde uno podría morirse

Y en efecto, creo que de todos los lugares en donde uno podría morir, el más deprimente seguro es la prisión. 

En una de las pláticas con los reos se me salió preguntar: “¿Y si me matan acá dentro?” 

“No te preocupes, si algo te pasara acá dentro esto se vuelve un infierno para nosotros”, me dijo en ese entonces uno de mis guías dentro del penal. 

Pero después de sacar cuentas no creo que sea tan complicado morir o ser asesinado dentro de San Miguel. 

Si mi memoria no falla, en lo que va del año han ocurrido 3 suicidios dentro del penal de San Miguel. 

Y a eso debemos de sumarle el feminicidio de una visitante.

Por obvias razones, siempre que hay una muerte dentro de la prisión más grande de Puebla inmediatamente arqueamos las cejas preguntándonos qué ocurrió. 

El primer suicidio ocurrió cuando Jaime García Yáñez –el dueño de los gimnasios ForceFit que se encontraba en prisión por haber disparado contra su mejor amigo después de ver el Super Bowl– se tiró desde la planta alta de la Estancia de Ingreso. Horas más tarde murió en el Hospital General del Sur. 

De este primer caso se han planteado muchas hipótesis. La versión oficial señaló que después de la limpieza el reo decidió tirarse porque aún lo perseguía la culpa de haber asesinado a su mejor amigo. 

A mis manos llegó una carta que provoca cuestionamientos sobre este caso e identifica a tres reos más como probables responsables de haber tirado a Jaime García Yáñez. 

Entre ellos se encuentran José Osiris Olivares (más conocido por ser uno de los secuestradores y homicidas de la estudiante de la Upaep, Marisol Catalán, uno de los caso más escandalosos del 2001 en Puebla), Marlon Kuri de la Torre (hijo de una ex funcionaria marinista y preso desde el 2008 en San Miguel por el secuestro de una mujer que mantuvo cautiva en el motel Venus) y Julio César Reyes Martínez (quien se encuentra preso por el robo de camiones de abarrotes y un secuestro ocurrido en Veracruz, también señalado por ser uno de los principales operadores dentro de San Miguel).

De este caso la Secretaría de Seguridad Pública, ni al Dirección General de Centros de Readaptación Social ni la Fiscalía General del Estado ahondó más. No hubo más ruido y la versión oficial, la del suicidio quedó como tal. 

El segundo caso ocurrió con un feminicida confeso. 

El 24 de abril del 2017, un hombre de 69 años de edad, Irineo Islas Ibarra dejó una carta póstuma en la que repartió sus pocos bienes entre sus compañeros.

Irineo admitió haber asesinado a su esposa, Guadalupe Chavarría, el 6 de abril del 2016. Fue condenado a 47 años de prisión. Quizá en este caso su carta final sirvió para evitar dudas de su suicidio.  

La tercera muerte del año fue de una visitante. Ocurrió el sábado 27 de mayo en la zona de Las Casitas, donde se da la visita conyugal en San Miguel cuando un reo, José Salvador González apuñaló a quien era su pareja, Rocío Edith Sánchez.

La cuarta muerte dentro de San Miguel fue otro suicidio ocurrido el 13 de junio. Se trató de Luis Enrique Solar, un reo de 21 años de edad. 

Aunque se encontraba a dos días de cumplir su condena de dos años y siete meses por el delito de robo agravado recibió la mala noticia de que el Ministerio Público adscrito apeló a su salida.  El muchacho entró en depresión y fue encontrado colgado.

Su muerte provocó incluso que se realizara una junta extraordinaria del Consejo Técnico de la Dirección General de Centros de Readaptación Social porque la decisión del reo de quitarse la vida ocurrió después de que apeló el Ministerio Público por su libertad.

Los suicidios, las muertes y homicidios en San Miguel parecen más comunes de lo que creeríamos.

Y la cuenta me vino de repente. Tres suicidios y un feminicidio en lo que va del 2017 solamente en San Miguel. 

¿Lo estará revisando la Dirección General de Ceresos? 

¿Cómo estará la situación en otros penales al interior del estado?

Si la vida es complicada allá dentro, qué podría esperarse de la muerte.  

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