Una vez más, compruebo que las abuelitas siempre tienen la razón, así como los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
Mie abuelita siempre dice que al que “Obra mal se le pudre el tamal”.
Que todo en esta vida se paga o el “que se ríe se lleva”.
El karma es muy cabrón, cuando menos te lo esperas la vida te cobra todo lo malo, cruel y despiadado que hayas hecho, desde hacerle el mal a alguien, desearle el mal a alguien, ser siempre una mala persona, o simplemente reírte de alguien.
Bueno, yo nunca le he deseado mal a alguien.
Nunca le he hecho el mal a nadie.
Ni me considero una mala persona, siempre tiendo a obrar bien y ser un buen samaritano.
Pero muy caro he pagado mi único pecado. Sí, la risa y burlarse de alguien es un pecado muy grave que debería estar considerado entre los capitales.
Dios lo sabe y por eso siempre castiga pero no ahorca.
Y ¿Qué karma estaré pagando o habré pagado?
Sí, así como ustedes, yo tampoco creo que una divina creación del señor como yo, haya cometido alguna vez una tropelía, pero el creador del cielo y la tierra considera que sí.
Verán…
Llevo años burlándome de David Cuéllar Montero. Para quienes no lo conocen o no lo recuerdan, es el reportero de TV Azteca que durante una transmisión en vivo en la que reportaba los estragos de las lluvias, se acercó bastante a un poste de luz y…
¡Mocooooooos! Reportero al agua…
Jajajajajajajaja, jajajajajajaja, jajajajajajajaja.
Lo ven es tan gracioso. No puedo con esto y con la señora que dejó su carro abandonado en una de las zonas más inseguras de Puebla porque se le descompuso y por seguridad optó por dejarlo ahí.
Jajajajajajajaja, jajajajajaja, jajajajajajaja.
Bueno, resulta que el pasado lunes mientras iba para mi casa encontré tremendo operativo sobre la avenida 14 sur debido a la tromba que cayó por la tarde. Muchos coches se quedaron varados, literalmente a los conductores les llegó el agua hasta el cuello y la vialidad estaba intransitable por la cantidad de agua que corría por ella.
Por querer jugar al reportero audaz y valiente como Pancho Pantera, me bajé del carro y me puse a hacer una transmisión en vivo, como Edgar Cuéllar.
Afortunadamente no me fui a un bache, a un hoyo, una alcantarilla o una poza de clavados, pero lo que sí me pasó, es que un puto taxista hijo de vecina, le aceleró y me empapó por completo, toda el agua que corría por la 14 sur se me vino encima, en mi transmisión.
Hasta los calzones se me mojaron, parecía que me había metido a nadar y no sólo eso, como estaba hablando al momento que me empapó el ¡Maldito taxista! Tragué agua, casi me ahogo, y me tragué la pinche agua negra de lluvia.
En ese momento me acordé de Edgar Cuéllar y todos los años que me reí de él.
Sí lo sé, ¡El karma me alcanzó!
Y por eso mismo, ya no me burló de la mujer que abandonó su automóvil descompuesto en una de las zonas más inseguras de la ciudad de Puebla.
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