Un trampolín de 10 metros de altura y un grupo de gente que nunca antes ha estado allí.
Uno a uno, tienen que tomar una decisión: saltar al agua o volver a bajar por donde han subido.
La situación es en sí un dilema: ¿Afrontar el miedo instintivo o enfrentarse a la humillación de bajar esas escaleras con el rabo entre las piernas?
Ten Meter Tower es un experimento psicológico. "Pretendíamos capturar a personas enfrentándose a una situación difícil para hacer un retrato de humanos dudando" escribieron Maximilien Van Aertryck y Axel Danielson, sus directores, en el NY Times.
"A través de un anuncio en Internet encontramos a 67 personas que nunca habían estado en un trampolín de 10 metros y que nunca habían saltado de tanta altura. Les pagamos a cada uno de ellos el equivalente a 30 euros por participar, que consistía en subir hasta arriba del trampolín y caminar hasta el borde. Estábamos tan interesados en las personas que saltaban como en las que volvían a bajar".
El resultado es un cortometraje fascinante, que, a pesar de su minimalismo formal, logra altas cotas de emoción y dramatismo. Y es que, tal y como dicen sus creadores, "superar nuestros impulsos más cautelosos con valentía une a toda la humanidad. Es algo que nos ha definido a lo largo de los tiempos".
Ten Meter Towe (La torre de diez metros) es un corto sueco proyectado en el Festival de Sundance producido por cineastas independientes y financiado por el Sundande Institute.