Saturday, 27 de April de 2024
Lunes, 25 Agosto 2014 01:14

El retorno de Mario Marín de los Siete Infiernos

El ex gobernador poblano reapareció en el Consejo Estatal del PRI para la renovación de la Dirigencia como el amo y señor de los destinos tricolores. El Revolucionario Institucional, que un día se avergonzó de él y lo negó tres veces, le abrió las puertas, los brazos y la dirigencia con la eventual unción de Ana Isabel Allende como la lideresa del partidazo en Puebla.

Por : Selene Ríos/ Viridiana Lozano , Ciudad de Puebla

Mario Marín retornó de los Siete Infiernos. El ex gobernador poblano reapareció en el Consejo Estatal del PRI para la renovación de la Dirigencia como el amo y señor de los destinos tricolores. El Revolucionario Institucional, que un día se avergonzó de él y lo negó tres veces, le abrió las puertas, los brazos y la dirigencia con la eventual unción de Ana Isabel Allende como la lideresa del partidazo en Puebla.

Mario Marín no volvió solo a reclamar lo suyo. Poco faltó para ver al marinismo en su máxima expresión reunido en el Centro de Convenciones este sábado: Mario Marín Junior, Valentín Meneses, José Antonio López Malo y Víctor Gabriel Chedraui entre otros refuerzos. El marinismo abandonó las mazmorras y volvió a dar la cara. Ya no tienen miedo.  Ni ellos, ni su Tlatoani.

El Góber Precioso dejó atrás el auto-exilio al que lo orilló el morenovallismo. El Góber Precioso ya no tiene que seguir escondido, ni organizar fiestas en el interior del estado en total anonimato.

Hoy, Mario Marín puede reactivar su vida política, hoy en los días en que el nombre de Mario Marín suena inofensivo, vulnerable, comparado con el de Rafael Moreno Valle conocido como el Góber Bala. Hoy que los pecados sexenales del marinismo son una minucia, una mal anécdota si se les compara con los de Rafael Moreno Valle que cargan con la sangre de un niño.

El priismo se rindió a los pies del oriundo de Nativitas Cuantempan. Otra vez. El reloj dio marcha hacia atrás. Los consejeros del tricolor saturaron al ex mandatario: lo saludaron, lo tocaron, se fotografiaron con ély hasta lo presumieron. Ya no es una vergüenza. Ya no es el peor mandatario de la historia reciente. Mario Marín ya no es el villano de esta película.

En el evento partidista, Marín dejó tres cosas claras: el PRI es suyo, de nadie más; el marinismo está de pie y preparado para la batalla que viene; y ningún político, ni siquiera alguien llamado Mario Marín está muerto.

Marín regresó y él lo sabe. Por eso el sábado fue la estrella de la tarde. Fotos, aplausos, opacó a la futura líder del tricolor, Ana Isabel Allende.

El exgobernador apareció para anunciar la unción de sus adeptos, Ana Isabel Allende — la pareja del marinista Adolfo Karam— como dirigente estatal y otro de sus hombres, Víctor Gabriel Chedraui en la secretaría General del partido. Los presumió, parecía gritar ¡Son míos!

***

Apenas recorría el pasillo que llevaba al salón y Mario Marín se detenía a cada paso, los priistas extendían la mano y se apresuraban a sacar sus teléfonos para obtener una foto.

Antes de que iniciara el Consejo Político, el que ya habían olvidado rendidos ante la presencia de Marín, los priistas de todos los niveles seguían haciendo fila para retratarse con  el precioso.

Hasta Blanca Alcalá y Enrique Doger, sus antiguos enemigos, estuvieron unidos por una causa paradójica: “sacar al morenovalismo de Casa Puebla”.

Marín se dejó arrastrar por la euforia, a cada paso atendió las peticiones de los militantes, sus extrabajadores, posó con una sonrisa a su lado.

Todos olvidaron el escándalo Lydia Cacho, olvidaron que por su culpa perdieron la gubernatura en 2010 y él crecía feliz por la amnesia colectiva. Cuando su nombre fue pronunciado se alzó en la primera fila para agradecer los vítores.

Atentó escuchó a los oradores, no más de 30 minutos, mientras fotógrafos y reporteros, se pararon frente a él para contemplarlo, nadie escuchó a Pablo Fernández y su discurso de “el PRI la gran oposición”, a nadie le importó el método acordado para la renovación del partido.

Marín atendía con una sonrisa cada mirada, cada foto.
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Desde el 2 de julio de 2010  Mario Marín vive en la pesadilla de la debacle de su partido, con él como el responsable. El escándalo que lo dejó en la memoria del país como el góber precioso provocó que el tricolor saliera de una patada de Casa Puebla y que, por primera vez, un partido diferente al PRI gobernara el estado.

Rafael Moreno Vallecon su campaña “abre los ojos” se encargó de recordarle a los poblanos el escándalo, las injusticias y la corrupción del marinismo, formó una megacoalición que fusionó a la izquierda con la derecha con un solo objetivo que no se cansó de repetir durante toda la campaña: “Sacar al PRI de Casa Puebla”.

Después de la derrota hasta su delfín lo desconoció, Javier López Zavala se desmarcó de Mario Marín y lo señaló como el responsable de la derrota y de que el partido quedara en cenizas.

En 2011 Marín trató de salir del infierno, asistió emocionado al primer evento de precampaña del ahora presidente, Enrique Peña Nieto, en Puebla, pero al llegar fue abucheado, relegado al lugar más lejano al futuro dueño de Los Pinos, antes de que todo terminara salió por la puerta de atrás.

Hoy, en el mismo lugar en el que tres años atrás lo repudiaron, fue vitoreado por el PRI poblano, que lo recibió como el amo y señor del partidazo,que encontraron ahora en él la oportunidad de sacar a Moreno Valle de Casa Puebla.