Mientras que el Centro de Readaptación Social (CERESO) de Puebla es uno de los más hacinados del país, con una sobrepoblación del 50 por ciento, el defraudador Fernando Urbano Castillo Pacheco —preso desde julio de 2011— lleva una vida de lujo y comodidades. A cambio de 5 mil pesos mensuales, el llamado “niño de oro” duerme solo en el dormitorio M, cuenta con todos los servicios, tiene a su disposición los diarios más importantes, y hasta puede enviar su colaboración semanal al periódico digital e-consulta y administrar su cuenta de Twitter.

Fuentes al interior del CERESO, informaron a CENTRAL que el abogado presume tener contacto directo con el director del penal, dice que posee cuentas bancarias en España e incluso asegura que él pagó cien mil pesos por la concesión para la venta de Coca-Cola al interior del reclusorio.

Fernando Urbano Castillo se mantiene como uno de los reos mejor tratados en un penal con un sobrecupo de más del 50 por ciento, según la asociación México Evalúa. Tiene ingreso libre de visitas los días que así lo desee. A sus compañeros en prisión les presume que el buen trato se lo debe a su parentesco directo con el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido.

“El niño de oro” es hoy representado legalmente por el ex magistrado Leonardo Tecuapetla, cercano al grupo de Pacheco Pulido.

Incluso, Catillo Pacheco se presenta como abogado y periodista, pues se da el lujo de enviar colaboraciones al periódico digital e-consulta en donde firma la columna “Dicho sea de preso” y en donde hace análisis político. Además su cuenta de Twitter @niniodeoro se mantiene activa y ahí hace públicas su colaboraciones. Cuenta con 674 seguidores y ha emitido al menos 16 mil 803 tuits.

La historia de un defraudador

Conocido por haber colaborado para diversos medios de comunicación en Puebla, “el niño de oro” fue buscado en el 2006 por el delito de fraude en agravio de Banamex, en donde intentó retirar dinero en efectivo con un cheque clonado. Una vez detenido, Castillo Pacheco aseguró tener síntomas de apendicitis, por lo que fue trasladado al hospital “La Paz”, en donde estuvo hospitalizado bajo custodia de los policías Bernardo Tlanani Cuauhtémoc y Fernando Diego Gaytán, pertenecientes al Sector 3 de la Policía Municipal de Puebla.

Una vez dentro del nosocomio, Castillo saltó desde la ventana de su habitación en el hospital hacia la azotea de una casa contigua. Aunque otras versiones señalaron que llegó a un arreglo económico con los uniformados, quienes después enfrentaron un procedimiento por el delito de evasión de reo. Ambos policías alcanzaron la libertad tras pagar una fianza de diez mil pesos cada uno.

Luego de esto, Fernando Urbano Castillo Pacheco pasó un tiempo alejado de la vida pública, pero regresó años después al área litigante y como colaborador en medios de comunicación con temas legales y políticos, participó en programas de radio y hasta aparecía en revistas de sociales.

Para finales de la administración de Mario Marín Torres, llevó a cabo un fraude más en contra del secretario de Comunicaciones y Transportes, José Guadalupe Castillo Méndez. Castillo Pacheco se coló incluso en el equipo de campaña del entonces candidato a la gubernatura de Puebla de la Alianza Puebla Avanza, Javier López Zavala, y hasta se presentó como “Coordinador de Asuntos Legales” de la campaña zavalista.

Aunque dos meses antes de que Rafael Moreno Valle ganara las elecciones intentó también conectarse con el grupo del entonces candidato de la coalición Compromiso por Puebla. Después se dijo asesor de José Juan Espinosa Torres en el partido Movimiento Ciudadano, y fue desmentido de inmediato.

Para junio de 2011, sus defraudados comenzaron a buscarlo a través de las redes sociales. A inicios de julio, en Twitter, se habló de que era perseguido por las autoridades. Fue hasta el 20 de julio del 2011 que fue detenido por Policías Ministeriales que cumplieron la orden de aprehensión número 078/2011, la cual fue liberada por el juez Séptimo de lo Penal por los delitos de fraude y violación a la Ley de Amparo.

Tras su detención se supo que existían al menos seis expedientes en su contra por cargos parecidos, puesto que aseguraba tener un despacho especializado en clientes morosos de American Express a quienes terminaba defraudando, incluso la empresa transnacional ya lo tenía boletinado para prevenir a sus clientes.