Distante y frío fue el presidente de la República, Enrique Peña Nieto con el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, durante la ceremonia cívico-militar de la Batalla del 5 de Mayo, pues apenas cruzaron palabra y el protocolo les impidió, si quiera, sentarse juntos durante el desfile.

Peña Nieto asistió primero a la toma de protesta de conscriptos Clase 1994 del Servicio Militar Nacional, después se resguardó en Casa Puebla por alrededor de 15 minutos y regresó al mausoleo del general Ignacio Zaragoza en donde presenció el desfile.

En cuanto terminó la procesión de carros alegóricos, militantes, bandas de guerra, estudiantes y maestros, el presidente de la República se retiró de inmediato y, mientras su camioneta avanzaba a gran velocidad, alcanzó a bajar la ventanilla para saludar a los invitados especiales a la ceremonia.

Esta es la segunda vez que el presidente visita el estado, justo el día que inician las campañas en la entidad para el proceso electoral del próximo 7 de julio, en la que los principales contendientes son el candidato de la megacoalición Puebla Unida, Tony Gali, y el del PRI-Verde, Enrique Agüera.

Durante su único discurso previo al juramento a la bandera de los conscriptos, Peña Nieto no hizo mención alguna del gobernador de Puebla, y se enfocó en llamar a los mexicanos a la “unidad y compromiso” para sacar al país adelante.

Ya en el desfile, el protocolo les impidió sentarse juntos; el presidente de la República estuvo flanqueado por el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos; y el titular de la Secretaría de Marina, Vidal Soberón Sanz.

Al evento también asistió el secretario de Gobernación Federal, Miguel Ángel Osorio Chong.