03 de Mayo del 2024

Política

Doger: entre el nuevo amor de los priistas y la sombra de Álvaro Alatriste

- Foto: EsImagen

Después de ocho años, por fin llegó la oportunidad de Enrique Doger de buscar la candidatura a Casa Puebla. Los priistas que un día le dieron la espalda, por fin se volcaron a su favor, le levantaron la mano y hasta se pelearon para tomarse una foto con él durante su registro como precandidato al gobierno de Puebla 

Por Yonadab Cabrera Cruz /

Enrique Doger pasó de ser el villano del PRI, el menos querido por sus correligionarios, a ser su salvador, pues olvidaron que en 2010 y 2016 lo aborrecieron, le dieron la espalda por enfrentar a Javier López Zavala y a Blanca Alcalá Ruiz para ser candidato a gobernador, y hoy todos se desvivieron en halagos, porras y fotos con el posible abanderado de PRI a la gubernatura de Puebla.

La mañana de este miércoles se registró como precandidato del tricolor al gobierno del estado. Ni los autobuses de Álvaro Alatriste “El mostro”, ni su amenaza de registrarse para el mismo cargo y mucho menos el templete que montaron sus acarreados afuera de la sede del partido estatal, cambiaron la sonrisa de Doger Guerrero y su semblante.

Tuvieron que pasar ocho largos años para que por fin llegara su oportunidad de buscar la candidatura a Casa Puebla. Los priistas que un día le dieron la espalda, por fin se volcaron a su favor, le levantaron la mano y hasta se pelearon para tomarse una foto con él.

Importándole poco el fantasma del exalcalde de Tehuacán, Doger caminó sonriente con sus colaboradores más cercanos hacia la dirigencia estatal del PRI para su registro. Salió del restaurante Tocks ubicado en la zona de Los Fuertes y poco a poco se le fueron sumando sus aliados, sus compañeros de boleta como Juan Carlos Lastiri y Xitlalic Ceja. Por fin, Enrique Doger fue arropado por los sectores y organizaciones, desde la CTM, la CNOP, la CNC, el Movimiento Territorial y hasta Antorcha Campesina.

“¡Doger gobernador!”, “¡Doger gobernador!”, “¡Doger gobernador!”, gritaron en una sola voz todos los sectores y organizaciones del partido tricolor y el edificio del PRI ubicado en la calzada Zaragoza volvió a vibrar. Hasta las caras de los integrantes de la Comisión Estatal de Procesos Internos evidenciaban la felicidad, su mirada decía todo.

Sandra Montalvo se mordía los labios porque quería gritar, a Iván Galindo le brillaban los ojos y el brazo de Adela Cerezo quería recobrar vida propia para alzarse y vitorear a su candidato, pero todos ellos hicieron hasta lo imposible para mantener la calma y no desbordarse como el resto de sus compañeros de organización y partido.

“Nos tienen miedo”

Doger Guerrero centró su discurso en la unidad de su partido. Sin embargo, le dio su primer coscorrón al morenovallismo al sentenciar que le tienen miedo, por lo que tuvieron que juntar a todos los partidos chiquitos: “Nos tienen miedo, por eso se juntan todos los partidos chiquitos”.

Además, aseguró que hará una campaña de propuestas intensa y dijo que recorrerá todos los municipios del estado y sus comunidades, e insistió en que dará la lucha, pues si se registró es para ganar, “de eso que no les quepa la menor duda”, dijo el precandidato para apaciguar las versiones de que el morenovallismo negoció una vez más la gubernatura con la elite priista.

Vamos a trabajar unidos por un mejor estado y una mejor ciudad. Todos tienen un lugar en la próxima campaña. Nos vamos a mantener unidos”, reiteró Doger al mismo tiempo en que continuaban las porras a su favor “¡Doger amigo la Red está contigo!”, “¡Con Doger sí ganamos!”.

La sombra de Álvaro Alatriste

Pero no todo fue miel sobre hojuelas, el registro de Enrique Doger se vio opacado por el ex edil de Tehuacán, Álvaro Alatriste alias “El mostro”, quien llevó a 500 acarreados para su inscripción para el mismo cargo de elección popular. Incluso, estuvo acompañado de su esposa, la actual alcaldesa de ese municipio, Ernestina Fernández, pese a que fue en horas de trabajo.

Trascendió que la mano detrás de Álvaro Alatriste es la del precandidato de MORENA al gobierno de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, en su afán por debilitar o desgastar la campaña del priista con quien se disputa el segundo lugar de acuerdo a las encuestas que se han publicado recientemente.

Álvaro Alatriste caminó rápido, con pasos toscos y flanqueado de una comitiva de 100 personas, y un altavoz que encabezaba el ya muy tradicional y choteado “!Sí se pudo!”, “!Sí se pudo!”, “¡Sí se pudo!”, pero en el momento en que entregaba sus papeles la mayoría de los priistas que llegaron al registro de Doger empezaron a abandonar el edificio de la diagonal y dejaron al ex alcalde de Tehuacán únicamente con sus seguidores, sin el respaldo de un solo liderazgo.

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