Alberto Flores, uno de los hombres que fueron quemados vivos la tarde del 29 de agosto en Acatlán, dejó huérfanas a tres hijas. Jazmín Sánchez, su esposa, busca que las autoridades limpien su nombre porque “no es robachicos” y exige que detengan a los responsables de su muerte.
Este día, los cuerpos de Alberto Flores y su sobrino Ricardo Flores fueron entregados a su familia para que los velaran, luego de que ayer ambos fueron quemados vivos.
PÁGINA NEGRA entrevistó a su esposa, Jazmín Flores quien dijo que Alberto dejó tres hijas huérfanas, las primeras dos eran sus hijastras “pero las procuraba como propias”.
Jazmín narró que la mañana de ayer, Alberto y su sobrino salieron de casa en Tianguistengo para ir a comprar material de construcción y de paso entregar unos guajolotes a una tía.
Alberto y Ricardo se estacionaron unos momentos y se pusieron a beber, la policía los detuvo por faltas administrativas. Una vez que se encontraban en la comisaría de la presidencia, la policía los entregó a los pobladores que los acusaron de robachicos y los quemaron vivos.