27 de Abril del 2024

Y sí, “siempre es hoy”

Por Rolando Ochoa Cáceres / /
Y sí, “siempre es hoy”
Foto: Especial

panza identifi

El domingo pasado me levanté con nostalgia. Por alguna razón en mi mente sonaba el soundtrack de uno de mis videojuegos favoritos: Star Fox. Rememoré aquellas tardes que jugaba hora tras hora aquél juego que me parecía sumamente genial y también recordé que esas horas las pasaba con uno de mis mejores amigos. Lo recordé a él riendo en aquella ocasión en la que llevábamos el 100 por ciento en todos los niveles del trayecto 3 y llegó mi hermana a ver cómo jugábamos y por azares del destino se fue la luz y todo se perdió. Reímos absortos, nunca habíamos tenido el 100 por ciento en todos los niveles de ese trayecto y cuando lo por fin lo conseguíamos se nos iba la luz.

Busqué en youtube el soundtrack y tuve una sensación extraña. Decidí compartirlo por Facebook con mi amigo y supe que un par de noches antes lo habían atropellado. Comencé a temblar y tuve demasiada impotencia. No sabía qué pensar ni qué hacer ya que él vive en Oaxaca y al otro día yo tenía que ir a dar clase. Quise cerciorarme de todo, me puse en contacto con su hermana y me dijo que estaba a unas cuantas horas de entrar a cirugía porque, palabras más, palabras menos, el impacto había sido sumamente fuerte.

Toda esa mañana no dejé de pensar en mi amigo y en el cómo yo, sin saberlo, había despertado con una memoria que nos pertenece, como una señal de que algo estaba sucediendo. Ya en la noche supe que estaba bien, apenas pude escucharlo (estaba creo que mareado por la anestesia o cansado) y medité un breve tiempo pensando en las señales que suceden, que de vez en cuando me atemorizan y me impresionan.

Al otro día, en la noche, supe que uno de los mejores amigos de mi hermana había sido asesinado. No le pregunté nada a mi hermana. En esos momentos, creo yo, no debe preguntarse nada. Él era demasiado joven, me parece que tenía poco menos de cuarenta años y sí, con la vida por delante, con la lucha constante, con el amor recién encontrado y una familia amorosa. Ese día era su cumpleaños.

Algunos consideran que el decir que siempre hay que vivir el hoy por hoy y disfrutar la vida, disfrutar cada día es, un intento vacío para llegar a la felicidad. A veces pienso que la gente que niega la felicidad (en cualquiera de sus manifestaciones) es porque lo que realmente les preocupa es que los demás puedan hacerlo, serlo y conseguirlo mientras ellos desde la inmediatez de su pereza se dedican únicamente a menospreciar la vida misma.

La hermana de mi amigo me dijo que él, aun con todo y después de la operación, seguía con su sentido del humor único. Al hablar con él me decía que quería echarle ganas, que esto lo veía como una oportunidad para observar la vida y hacer a un lado aquello que le ha hecho daño y abrazar lo nuevo. Incluso, con el temblor del pasado viernes bromeamos. Como le operaron la rodilla prácticamente no podía caminar y le decía que en él no aplicaba el “corre Forest” y él reía. Me contó que le pidió a sus familiares salir del hospital (cuando estaba temblando) y se dedicó a sentir el temblor desde el movimiento único de la camilla. Me decía “ con esta cosa pude sentir que temblaba antes que todos”.

Sé que hay días buenos y malos pero últimamente me he preguntado el por qué insistimos tanto en aferrarnos en aquellos días amargos que no deseamos abandonar por cuestiones de ego. Lo impactante del asunto es que en cualquier día, en cualquier momento, algo tremendo puede sucedernos y todo cambia sin que el mundo se detenga.

Aunque suene nuevamente a cliché creo que cada amanecer que vivimos, efectivamente, es una nueva oportunidad para disfrutar la vida.

Hace poco platicaba con una gran amiga sobre la gente que se queja constantemente de su trabajo y me decía “todo puede ser más sencillo, si no les gusta su trabajo, que renuncien y que hagan lo que realmente les gusta”. Y aquí vienen las consideraciones de las oportunidades, de la seguridad o de la tan usada zona de confort.

En una de mis caminatas pensé que a veces tendemos a esperar lo peor para darnos cuenta del privilegio que es la vida. La pregunta es ¿qué tanto tiene que pasarnos para decirnos “¿qué estás esperando para hacer lo que amas?”.

Como dijera Gustavo Cerati “Siempre es hoy” y hoy es la mejor oportunidad para vivir aquello que anhelamos, que sentimos, que nos hierve el corazón .

Creo que es momento de permitirnos vivir, de enfrentar nuestros miedos y vivir constantemente en el asombro porque sí, la vida es un pestañeo y nosotros decidimos ser participes de nuestra luz o de nuestra oscuridad.

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