Tragedias

A unos los ejecutaron porque sí, a otros los quemaron vivos: así fue la matanza de Huehuetlán

- Foto: Especial

La masacre en Huehuetlán El Grande no fue un “duelo de criminales”, fue un ajuste de cuentas de una banda conocida como “Los Cuijes” contra pobladores indefensos a quienes extorsionaban con una cuota mensual de 10 mil pesos. Esta banda criminal opera desde hace años en la zona, tiene marcada en sus cachas el haber matado a un Alcalde y ha sometido al terror a campesinos y comerciantes. La tragedia del domingo 2 de julio fue la última pero no la única.

Por Osvaldo Macuil / Yonadab Cabrera

/ Huehuetlán el Grande, Puebla

Desde mayo de este año, los habitantes de Huehuetlán El Grande —un municipio enclavado en la Mixteca poblana— veían venir la desgracia. Pedro Martínez Gómez, alias “El Cuije”, y su banda, se aparecían mes con mes para cobrar derecho de piso a los pobladores. Cada vez más y más dinero: 10 mil pesos mensuales era la cuota que debían entregar sólo para que les respetaran la vida.

Los pobladores dijeron que la noche del domingo 2 de julio, “El Cuije” llegó al pueblo. Fue directamente a la casa de Merced Torres, un empresario dedicado a la venta de block para construcción. Torres, para su desgracia, se había negado a pagarles el mes.

A las 10:30 de la noche entraron a su casa. Lo encontraron acostado en su cama y le dispararon: uno de los tiros dio en su cabeza. Ahí murió instantáneamente enfrente de su esposa y de sus hijos.

Los pobladores narraron que la banda salió de la vivienda y vio pasar en su carro a Maximino Santiago, un presunto huachicolero [dedicado al robo de combustible] que iba acompañado por sus hermanos Hugo, Pablo y Luis, los tres campesinos.

Maximino pisó el acelerador para escapar. Antes ya se había fugado del pueblo porque era extorsionado por “El Cuije”; también se negaba a darle dinero.

Esa noche tuvo la mala suerte de regresar a Huehuetlán, de hacerse acompañar por sus hermanos y toparse con el sicario y sus secuaces. 

Maximino y los tres campesinos llegaron hasta la casa de Los Mariachis, habitada por músicos de la comunidad. Ahí, los hermanos Flores Díaz los ayudaron a esconderse. Maximino creyó que la banda sólo iría por él; entonces dejó a sus hermanos, supuestamente escondidos, creyendo que estaban a salvo y escapó.

Pero a las 11 de la noche de ese mismo domingo, “El Cuije” y su banda irrumpieron en la vivienda y se los llevaron a todos. Los levantaron. Los quemaron vivos y luego los tiraron en Santo Tomás Chautla.

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Ahí, la policía encontró los cuerpos de Hugo, Pablo, Luis, y además los de los hermanos Flores Díaz, Abraham e Ignacio, quienes solo les habían dado refugio.

Todavía está desaparecido Miguel Flores Díaz, quien creen logró escapar.

La barbarie creció

Cuando “El Cuije” estaba en casa de Los Mariachis, unas personas tocaron a la casa de Evaristo Ramírez, otro poblador de Huehuetlán El Chico, y le dijeron que uno de sus hijos era golpeado por la banda de delincuentes. Eso no era verdad.

Sin embargo, de inmediato salió de su casa acompañado por su hijo Ramiro Ramírez Ríos, hermano de quien supuestamente era torturado por "Los Cuijes".

Escucharon el alboroto en la casa de los Flores Díaz y se metieron. Se toparon de frente con “El Cuije”, su banda y los otros 5 pobladores que habían sido capturados y posteriormente ejecutados.

Ni siquiera les permitió hablar para explicar por qué llegaron justo en ese momento: también a ellos dos los mató a balazos.

“El Cuije” es un hombre sin control, como su banda, y de gatillo suelto.

Hasta la media noche llegó la policía a la zona. Los vecinos ya estaban por las calles y lloraban a sus muertos. Horas más tarde los pobladores se manifestaban por la tardía respuesta de las autoridades.

De pronto volvieron a escucharse balazos y el comandante de la Policía Municipal, José Martín Loaiza cayó herido. Más tarde perdería la vida. La Fiscalía General del Estado aseguró que un poblador disparó al aire y causó la muerte del uniformado.

En la plaza de Huehuetlán, los comerciantes no hablaban de otra cosa que no fuera la masacre:

Yo vivo más lejos y hasta allá se escuchaban los balazos y los gritos. Desde 10:40 hasta las 11:30 se escucharon

Otras personas contaron con miedo la preocupación que tienen por el cobro de derecho de piso que deben darleS a los delincuentes:

De dónde va a salir para pagarles. Si apenas nos alcanza para nosotros. No alcanza para estar pagando

El asesinato del presidente municipal desató la violencia 

El 8 de febrero de 2016, el Alcalde de Huehuetlán, José Santamaría Zavala, fue ejecutado a balazos cuando viajaba a bordo de su camioneta en la carretera de San Agustín Ahuehuetla, a unos 20 minutos de la población. Antes había sido asaltado y torturado en su propio domicilio.

Los pobladores dicen que el asesinato del Alcalde desató la desgracia.

El 10 de mayo, CENTRALdio a conocer que el autor del asesinato del edil fue “El Cuije” porque el pueblo lo sabía. El criminal había sido guardaespaldas del alcalde.

VER: Al edil de Huehuetlán lo mató su guardaespaldas; pobladores le achacan otros dos homicidios

Pobladores del municipio denunciaron que Pedro Martínez estaba relacionado con otros homicidios y que la Fiscalía General del Estado no hacía nada.

Y no, no hizo nada. Hasta que la sangre llegó al río.

El 2 de marzo del 2015, por ejemplo, el mismo criminal fue señalado por el asesinato de un hombre de 30 años de edad identificado como Jesús Martínez Osorio. A este hombre le disparó sin motivo aparente cuando cargaba sus compras.

El 11 de abril del 2017 fue acusado por haber herido a tres hombres en el Zócalo de Huehuetlán El Grande. Los hechos ocurrieron alrededor de las 11:15 de la noche, en pleno zócalo de esa población.

El 29 de abril del 2017, el cuerpo de David Piña Barrera fue encontrado por campesinos de la zona de la carretera local a San Juan Coatetelco. El cadáver fue hallado calcinado. No tenía corazón, ni pulmones ni otros órganos. Estaba boca abajo y tampoco tenía el brazo derecho.

A Piña Barrera se le conocía en la población por su sobrenombre “El Papas Locas”, provenía de Tijuana, Baja California. Su cuerpo fue identificado a inicios de este mes.

El criminal sigue suelto y el Gobernador, según los testimonios, no tiene una idea clara de qué está pasando en esa zona rural de la Puebla más pobre.

La muerte del comandante de la policía fue provocada por una bala perdida

En el boletín enviado por la Fiscalía General del Estado sobre el caso, se confirma la versión recabada por CENTRAL con los pobladores, en torno a que se trató de un asunto de extorsión sufrido por el pueblo.

En el comunicado se descarta que los pobladores hayan asesinado al comandante de la Policía como una inconformidad por haber atendido tarde el llamado de emergencia, sino que un ciudadano realizó disparos fortuitos en la calle del Deporte y así resultó herido de muerte el comandante y un regidor.