Sin importar cuantas veces hayas ido de compras, cuantas nuevas tendencias obtengas, y cuantas prendas de distintos cortes, colores y telas estén en tu closet, al levantarte en la mañana, para escoger el outfit del día, nunca tienes nada que ponerte.
Y es que mantenerse al tanto de las tendencias y encontrar la que te queda resulta en la más grande de las frustraciones existenciales. Me ha pasado más de una vez que salgo con mi outfit super trendy, según yo, y el primer comentario que recibo es “¿Por qué aun sigues en pijama?”, “Como que hoy te ves… diferente, como con un aire campesino”, “No es que no te quede mal, pero parece disfraz de super girl”.
A veces quiero tener un estilo más comfy/sporty como las modelos hiperfabulosas en Instagram, con un moño desenfadado y sudaderas amplias, que se ven preciosas y bien arregladas, pero cuando yo lo intento parece que no me he bañado en tres días y que tome lo primero que encontré para salir. Ni se diga de cuando veo los boyfriend jeans, en modelos con piernas larguísimas y con cero lonjas. Procuro ir motivada, y elijo lo que parece los mejores jeans que han existido en la tierra, voy al probador y cuando levanto la mirada para verme en el espejo y en realidad se parecen mucho a la modelo, solo que, mis piernas enteras llegan a la rodilla de ellas. Los preciosos jeans que a mi amiga de 1.75 la hacen ver super fashion, a mí me hacen parecer un cholo. ¡Maldita sea la genética que me ha dado piernas cortas!
Lo peor no es que un estilo no te quede, sino encontrar la pieza que quieres y no tener dinero suficiente para ella. No sé ustedes, pero yo siempre que estoy buscando ropa, discretamente me fijo en la etiqueta antes de tomarla, y en el momento en el que estiro el brazo para ver la etiqueta solo pienso “que no cuesta la mitad de mi quincena, por favor, que no cueste la mitad de mi quincena”, y si, cuando por fin veo el precio, la blusa de la que me enamore cuesta más de lo que puedo gastar. “Hasta luego, amiga”.
A pesar de todos los traumas, conflictos existenciales y frustraciones que la ropa me puede causar, me parece que no hay nada mejor como estar cómodo con lo que usamos, la ropa, lo queramos o no, tiene el poder de empoderarnos, y es por eso que encuentro importante que podamos usar esta herramienta para sobresalir, para sentirnos bien con nosotros mismos, sin importar si desfilamos por una pasarela o vamos en camino a la escuela o al trabajo.
Al final no se trata de seguir las modas o tener las piezas más caras en el mercado, sino de que lo que tengamos puesto nos haga sentir cómodos, refleje lo que queremos transmitir con nuestra personalidad, y sobretodo, que sin importar el precio o la marca, nos guste como nos queda. En cuanto a moda se refiere, creo que cada quien debe adoptar lo que más le guste, y si es posible, que sea algo que no nos haga alejar la mirada (cuiden la ropa interior al usar leggings, por favor).
Vestirse es tu momento creativo, por lo único que debes preocuparte es porque el outfit que llevas te complazca. “Siempre viste como si fueras a ver a tu peor enemigo”.