En Long Island, Nueva York, una de las trabajadoras de una franquicia automotriz le donó un riñón a su jefa enferma, sin embargo, lo que está generosa mujer recibió a cambio fue el perder su trabajo.
"Me odias tanto, dame mi riñón de vuelta", espetó la donante Debbie Stevens, de 47 años, en dirección a su jefa, indica 'The New York Post'.
A Jackie Brucia, de 61 años, directora de una franquicia automotriz de Long Island, los médicos le diagnosticaron una enfermedad que requería un trasplante de riñón. Stevens, una de sus empleada, se ofreció para ser su potencial donante y la intervención tuvo lugar el 10 de agosto de 2011.
Tras la cirugía Stevens se sintió presionada para volver al trabajo. Después de pasar tres días con molestias, decidió hacer reposo, por lo cual recibió una llamada de su jefa (que todavía no se había incorporado al trabajo) recriminándole su ausencia. "No puedes andar yendo y viniendo, tus compañeros pensarán que tienes un trato especial", le dijo, según Stevens.
Tras un par de discusiones, la empleada fue transferida a otra sucursal en un barrio inseguro, lo que le produjo un cuadro de ansiedad y consultó el conflicto con sus abogados, que le remitieron una carta a la compañía, después lo cual fue despedida, según su relato.