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Martes, 19 Marzo 2013 05:55

Forenses emplean novedosa técnica con cadáveres de Ciudad Juárez

En un cuarto saturado de olor a muerte y químicos, forenses de Ciudad Juárez, analizan el amarillento cadáver de un hombre encontrado días atrás en estado de momificación y rehidratado con un novedoso proceso que permite identificar luego la causa de su defunción

Por : AFP

"Es común que, por el clima, en Ciudad Juárez -fundada en un desierto- los cadáveres sean hallados en estado de momificación o acartonamiento, con la piel estirada como la piel de tambores", explica a la AFP Alejandro Hernández, perito de la Fiscalía del estado de Chihuahua, fronterizo con Estados Unidos y marcado por la violencia desatada por la lucha entre cárteles de la droga.

"Por eso nos vimos en la necesidad de ampliar la técnica de hidratación de dedos", usada en otras partes del mundo desde aproximadamente el año 2000, añade este experto mientras meticulosamente señala las partes del cadáver que han recobrado un aspecto más natural.

La técnica de rehidratación de dedos de cuerpos para extraer sus huellas digitales comenzó a usarse en 2003 en el servicio forense de Ciudad Juárez, y desde 2008 se extendió al resto del cuerpo para poder determinar las causas de la muerte.

Pero ahora también se está consiguiendo rehidratar cadáveres enteros para revertir el proceso de putrefacción, una práctica que Hernández asegura que únicamente se da en México y que está en proceso de ser patentada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

Ciudad Juárez tiene una triste y amplia historia de hallazgos de cadáveres abandonados en distintos puntos de su territorio, tanto de mujeres como de centenares de miembros de las organizaciones narcotraficantes y sus víctimas.

En la década de 1990 la ciudad fue un punto de atención mundial al incrementarse notoriamente los llamados 'feminicidios', asesinatos de mujeres con características similares -menores de 25 años, delgadas y con pelo negro y largo- cuyos cuerpos eran arrojados en lugares despoblados.

Algunos de esos cadáveres -sumaron unos 400 durante esa década- fueron descubiertos años después de la muerte y, según Hernández, la técnica de rehidratación ha permitido conocer la identidad de algunas de esas víctimas.

Esta fórmula también está siendo aplicada con éxito en víctimas de la violencia vinculada con el narcotráfico en esta urbe, cuyos 1,2 millones de habitantes vivieron durante varios años en el epicentro del combate militar a los cárteles impulsada por el anterior gobierno de Felipe Calderón (2006-2012).

"Es grande la satisfacción que he sentido cada vez que hemos logrado identificar o determinar la causa de muerte de los 150 casos en los que hemos participado", reconoce Hernández.

El experto explica que la técnica consiste en sumergir una extremidad o el cadáver completo en una solución -cuya fórmula no puede revelar- y cerrarla herméticamente dentro de un recipiente o en un ataúd de plástico.

"Se dejan en la solución de cuatro a siete días, y se les está girando durante ese tiempo hasta que las partes humanas o el cadáver vuelvan a tener su aspecto más natural. Entonces se pueden observar lunares, cicatrices, manchas, en general las características patológicas o traumáticas, que permitan encontrar la causa de la muerte", describe el forense.

Para revertir el proceso de putrefacción, los cuerpos o partes del cuerpo a tratar se congelan hasta que se deshidratan, y después se vuelven a rehidratar.

Hernández destaca que este proceso "sólo lo estamos haciendo aquí en Ciudad Juárez", y que siempre se requiere de una orden previa del Ministerio Público. Además, el tratamiento es "sumamente económico", dijo.

La pugna entre los cárteles de Juárez y de Sinaloa se ha enfriado en el último año pero el trabajo sigue siendo arduo en Ciudad Juárez, donde continúan desapareciendo mujeres y apareciendo restos humanos en diversas zonas de esa región.

Sólo en este mes, madres de desaparecidas colaboraron con la Policía para rastrillar una zona desértica cercana a Ciudad Juárez en la que lograron encontrar restos óseos que esperan que todavía puedan ser identificados