Friday, 26 de April de 2024
Jueves, 27 Agosto 2015 18:34

¿Cuál es el verdadero motivo de los conflictos de pareja?

Un área importante que reafirma esta diferenciación existencial es a través de un “simple” acto del sexo.

Por : Mamá Natural

Recuerdo que la primera vez que escuché que “los hombres venían de Marte y las mujeres de Venus”, me causó mucha confusión: ¿cómo era posible que los niños vinieran de un planeta, las niñas de otro y todos termináramos en otro completamente distinto?

Al crecer me di cuenta que, a pesar de que hombres y mujeres provienen del mismo sitio, era real la diferencia entre los sexos. Los chicos empiezan a tener intentos de barba o bigote, crecen de tamaño y sólo platican de sexo; las chicas, por otro lado, presumen sus dotes de la naturaleza mientras adquieren (o no) una cintura entallada, les crece el vello donde antes no había y hablan sobre los chicos que les gustan. Inclusive hay un trato diferente de los adultos a los jóvenes, y esa diferencia tiene que ver con el propio sexo; por ejemplo, mis padres solían conceder más permisos a mi hermano que a mí “porque él era un hombre que sabría cuidarse.” Se trataba casi de una expectativa transgeneracional donde el hombre debía ser el guía sabio de la familia…

Eventualmente, me di cuenta que existían otras personas que se comportaban diferente a como había visto hasta ese momento. Por ejemplo, descubrí que hay mujeres que también piensan, viven y hablan sobre sexo; que hay los hombres que también expresan y lloran por sus sentimientos; entre otras características. Las mujeres son consideradas sabias y los hombres aprendices. En otras palabras, no todos los hombres vienen de Marte y no todas las mujeres de Venus…

Esta diferencia entre sexos es real y evidente, sin embargo cada ser humano tiene en sus manos decidir cómo vivirla. Y de hecho es esta misma la que se convierte en un modus operandi a través del conocimiento de nuestro cuerpo y nuestra persona, la experiencia a lo largo de la vida, la empatía de vivir tanto con unx mismx como con unx otrx. Sin embargo, ¿cómo vivir esa diferenciación cargando con la agonía de que todos los hombres provienen de un planeta diferente al de las mujeres?

Un área importante que reafirma esta diferenciación existencial es a través de un “simple” acto del sexo. Un ejemplo de esta situación es el constante desencuentro sexual en la pareja: mientras que ella espera una pasión desenfrenada en la noche, él, en la mañana. Este desfase horario de la líbido parece regularse en función tanto del deseo como de la fantasía, donde la mitad de los hombres reportan una constancia libidinal a lo largo del día y el 36 por ciento de las mujeres explica que el deseo sexual se ve afectado por su estado de ánimo.

La explicación científica de este hecho es que el hombre se ve constantemente regulado por la segregación de la testosterona, la hormona masculina que aumenta el deseo sexual, mientras que la mujer, con dosis mucho menor de la misma, se encuentra a merced del estrógeno y, por tanto, de la reducción de la líbido en función de las emociones (en otras palabras, integrado por la normativa social, “sólo ten sexo por amor”). Esto provoca entonces que el hombre reprima el deseo sexual que surge de su propia naturaleza, y la mujer necesite de estímulos emocionales para sentirse “con ganas”. Las consecuencias parecerían evidentes: problemas sexuales en la pareja. Cabe mencionar que esta no es una regla que se aplica a todxs, ya que hay mujeres con mayor nivel de testosterona (y por tanto, mayor deseo sexual) y hay hombres con mayor nivel de estrógeno y oxitocina (y por tanto, mayor sensibilidad emocional); además recordaremos que esta teoría es influyente en la conducta y no determinante.

No obstante es posible usar estas diferencias entre ambos sexos como recursos que permitan espejearse como seres vulnerables capaces de empoderarse en conjunto. Realmente el objetivo de estas diferencias es la capacidad del balance tanto en unx mismx como en pareja (heterosexual, homosexual, trans, BDSM, etcétera), y de ese modo generar una comprensión en la universalidad del amor: “Te amo por ser diferente.”

Para terminar, podemos recordar esta aclamada frase de Fritz Perls, el fundador de la corriente de psicoterapia Gestalt:

Yo soy yo.

Tú eres tú.

Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.

Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.

Tú eres tú.

Yo soy yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, será maravilloso.

Si no, no puede remediarse.

Falto de amor a mí mismo cuando en el intento de complacerte, me traiciono.

Falto de amor a ti cuando intento que seas como yo quiero, en vez de aceptarte como realmente eres.

Tú eres tú y yo soy yo.

Mamá Natural