Después de vivir acomplejada los primeros años de su vida debido a su complexión delgada, Victoria Wild realizó –según cuenta- un viaje a Letonia, ahí conoció a unas curiosas figuras plásticas con las que los #ForeverAlone se deleitaban a falta de imaginación para una buena manualidad… y claro a falta de atractivo para conseguirse una chica de verdad: “Me encantó la forma en que se veían y lo sexy que eran. Son brillantes, audaces”. Así se veía antes.
Desde entonces se le quedó clavada la idea de convertirse en una “muñeca sexual”… ahora de 30 años y después de haber invertido cerca de 50 mil dólares, puede decir que su sueño se hizo realidad. “’¿Quién no querría ser tratada como una tonta muñeca rubia? Las personas me miran en la calle y me encanta la forma en que destaco”.
Para lo anterior “nada más” se tuvo que hacer una rinoplastia, colocarse pestañas postizas, modificarse los pómulos, ponerse implantes en los senos (imperceptibles, por cierto) , aplicarse botox y claro, ponerse labios de ma, ma… más grosor.
Para costearse su transformación, Wild trabajó como modelo y además recibió ayuda de su novio, quien la alentó a perseguir el sueño de juventud: “Simon [el novio] ama mi mirada de muñeca sexual. Soy una bomba ahora. La gente me mira en la calle y los hombres me adoran. Simon se enorgullece de la atención que recibo”.
Además de hacer babear a los hombres que gustan del polietileno, Wild asegura que debido a su nueva apariencia recibe muchas ofertas de trabajo… para modelar: “porque me veo demasiado bien”, asegura.