“La rosa no dejaría de ser rosa y de esparcir su aroma, aunque se llamara de otro modo”, escribió Shakespeare en su archiconocida y manoseada obra Romeo y Julieta. Es obvio que los tiempos han cambiado y hoy para hacerse de un lugar en el mundo de la farándula hay que ponerse un nombre pegador que esté acorde con lo que se quiera vender.
Repasemos esta lista de trabajadores del espectáculo que se cambiaron el nombre para entrarle al show business.
Rebeca Velderrain Vera
La Presidenta del Club de Mujeres Engañadas tuvo que cambiarse el nombre por Laura León, uno mucho más felino y exótico, para que hiciera juego con su música tropical. La señora León prefiere que la llamen por su nombre artístico y ya pocos recuerdan cómo se llama en verdad.
Alberto Aguilera Valadez
Nuestro Divo de Juárez adoptó este nombre artístico fusionando el nombre de su padre, el campesino Gabriel Aguilera y el de un maestro artesano llamado Juan Contreras, que le enseñó el oficio de hojalatería y de quien aprendió a hacer buenas chambitas (dicen).
Zebedeo García Cárdenas
Aparentemente al también llamado “modisto de las estrellas” nunca le gustó su nombre, por lo que optó por el nombre de Mitzy que –según él– tiene más caché. Hablando de cambios radicales, el buen Zebedeo también dice haberse curado de su homosexualidad como si de un resfriado se tratara. Misteriosos son los caminos del Señor.
Lilia Mendiola
Aprovechando su ascendencia china, la acróbata, bailarina y actriz Lyn May se puso este nombre para aumentar sus puntos de exotismo. Se convirtió en una estrella emblemática del cine de ficheras y actualmente vive en Cancún donde aún hace presentaciones. Con una edad que seguro ya le pega a los 70 años, todavía tiene una figura y elasticidad que ya quisieran muchas morras. Aunque seguramente no su cara.
María Fernanda Blázquez Gil
La intérprete de 'Gatos en el balcón' y 'Azúcar amargo' se tuvo que cambiar el nombre (y también la edad) para triunfar en el mundo de la música para adolescentes. Fey y sus donas en la muñeca ya son un ícono del pop noventero mexicano, aunque ahora (bendito Dios) ya se viste más acorde a sus años.
José Rómulo Sosa Ortiz
Conocido también como “El Príncipe de la canción”, el cantante José José duplicó su nombre en honor a su padre, también cantante y tenor. Su progenitor de quien heredó su potente voz, falleció de alcoholismo, enfermedad que José José también afrontó por muchos años.
Teresa Presmanes Corona
A pesar de haber nacido en una familia desfavorecida económicamente pues fue hija de una madre soltera y criada por su abuela, Daniela Romo se puso las pilas y se convirtió en una cantante y actriz reconocida internacionalmente. Sí se puede, chavos, cómo de que ño.
Alma Gómez Fuentes
Para los que crecimos viendo Canal 5, El Espacio de Cositas era un programa infaltable (aunque algo ñoño) que nos impulsaba a usar la imaginación. La habilidad de Alma Gómez con las manualidades se debió a que de verdad era maestra de jardín de niños, lo que hacía que su manera de dirigirse a los niños en la tele luciera tan natural.
Mario Luis Kreutzberger Blumenfeld
Aunque tenga nombre de un importante diplomático, en realidad se trata de Don Francisco, conductor del programa Sábado Gigante. Sus padres huyeron de la persecución judía por parte de Alemania y se asentaron en Chile, donde Mario Luis comenzó a vender ropa para después dedicarse al mundo de la farándula.
Armando Christian Uria Ruiz Pérez
Si hay algo peor que la música de Pitbull, es su verdadero nombre. El joven Armando Christian no iba tan mal pues comenzó como hiphopero, pero en algún momento se descompuso para convertirse en el zar de las colaboraciones horrendas. Es como un Rey Midas de la música, pero al revés porque todo lo que toca lo vuelve... ¿qué sería lo opuesto de oro?
Estos sólo fueron algunos nombres, seguro ya no van a volver a verlos igual ahora que conocen sus identidades secretas. Compartan esta nota con sus amigos que tienen nombres feos, para que vean que no están solos.