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José Armando viaja a Puebla desde Tlaxcala para vender tacos de canasta

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#SobreviviendoALaPandemia. Armando viaja a Puebla desde Tlaxcala todos los días para vender tacos, pero debido a la contingencia su negocio ha sufrido pérdidas diarias del 75% que ha afectado seriamente la economía de su familia

Por Carmen González/@carmenldn /
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La calle 3 oriente de la ciudad de Puebla se siente sola y últimamente, José Armando Pérez solo escucha el ruido de los autos que transitan por el pavimento, mientras espera pacientemente a vender sus tacos de canasta.

Desde hace 5 meses, los clientes provenientes de las universidades privadas y públicas cercanas al Barrio de Analco, ya no se dejan ver a consecuencia de la contingencia sanitaria por covid-19 e iniciarán clases a distancia, situación que aún le complica más la crisis económica a este joven que viaja todos los días desde Tlaxcala.

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Ahora, Armando, al igual que muchas otras personas, se encuentra sobreviviendo a la pandemia con un mínimo de ganancias, sus pérdidas diarias son del 75% que ha afectado seriamente la economía de su familia, ya que dependen totalmente de la venta de comida.

Con cubrebocas, gel antibacterial y el miedo latente a contagiarse de coronavirus, se resigna a salir diariamente y viajar por más de una hora, para llegar a las calles de Puebla y obtener el sustento necesario.

Ha bajado mucho la venta y apenas nos alcanza para sacar los gastos del día, hay veces que no sale, otros días nos hemos ido de aquí sin ganancias, pero pues hay que salir a trabajar para comer”, expresó el vendedor de tacos.

 

Proveniente del estado de Tlaxcala –cuna del taco de canasta en México–, José Armando atravesaba parte de la capital poblana, para llegar a las 7 de la mañana a las afueras de la Escuela Libre de Psicología y alimentar a decenas de estudiantes así como trabajadores de la zona del Barrio de Analco o La Luz que buscaban una opción rica; rápida para desayunar.

A tan solo 14 pesos, la orden de tacos de chicharrón, frijoles, carne deshebrada o papas con chorizo, preparados por la familia Pérez, se vendían como pan caliente hasta hace unas semanas, llegando a vaciar una canasta completa –o dos– en poco tiempo, ayudándolo a finalizar su día a las 13 horas, con una venta de hasta 500 taquitos.

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Con las escuelas abiertas, acabábamos rápido y a veces mandaba a traer más tacos. Ahorita ya no es así. Las únicas veces que estaba flojo era en vacaciones pero todavía esa temporada se vendía muy bien. Los clientes que nos conocen vienen de vez en cuando a buscarnos, pero aún así no alcanza”.

Sin embargo, después del cierre de las escuelas en marzo pasado, su horario laboral cambió. Ahora llega un poco más tarde a su lugar predilecto y termina recogiendo su pequeño puesto alrededor de las 3 o 4 de la tarde, vendiendo entre 50 y 100 tacos –cuando le va bien– en comparación con la increíble cantidad que vendía de lunes a viernes en temporada escolar regular y de verano.

Definitivamente esta es la peor crisis que su familia ha enfrentado en años y a pesar de que ninguno de los miembros ha enfermado de gravedad o por covid, los padres de Armando son personas de la tercera edad. La realidad es que la situación económica apenas es sostenible y no alcanza para cubrir los gastos del hogar.

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El panorama es difícil. El joven de 23 años no piensa dejar tan fácilmente este trabajo, pues lleva años viajando a Puebla debido a la increíble aceptación que ha recibido este antojito frente a la Libre de Psicóloga, por parte de los amables y entrañables clientes a quienes volverá a ver hasta que regresen a sus actividades escolares, para lo cual todavía no hay fecha definida.

“Hay que echarle ganas y tratar de salir adelante”, dijo con ánimo José Armando.

De no poder completar las ventas necesarias tendrá que buscar otra manera de ganarse la vida en la llamada “Nueva Normalidad” ya sea en Tlaxcala o Puebla. 

 

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