Coronavirus tan letal como la delincuencia

Por Facundo Rosas / /

El reto del uso de la fuerza

Según datos duros del sector salud del gobierno del estado, entre el 29 de marzo y el 20 de abril del presente año, el número de personas fallecidas por coronavirus fue de 70; en el mismo lapso se registraron 75 víctimas de homicidio doloso en la entidad poblana, casi la misma cantidad.

Esta similitud en las cifras no solo se presenta en la sumatoria de los 23 días que se llevan del conteo de personas fallecidas por coronavirus y las víctimas de homicidio doloso, sino que se traslada hasta los registros diarios. En el caso del homicidio doloso, durante el 20 de abril se reportaron 5 casos en el estado de Puebla, mientras que las personas que perdieron la vida por contagio de coronavirus ascendieron a 4.

Lo anterior indica que hay una correlación positiva entre ambas variables, es decir, si el número de fallecidos por coronavirus sube, el de víctimas de homicidio doloso también aumenta y viceversa.

Sin embargo, en esta ocasión no se trata de una correlación causal, ya que el incremento en una de las dos variables no forzosamente se traduce en el aumento de la otra y en sentido inverso (si una desciende, la otra también).

En lo que sí podrían coincidir ambos fenómenos es que, si no se previenen o atienden sus causas, al final los efectos son más perniciosos y más onerosos.

En el caso del homicidio doloso si no se atienden las causas (empleo, educación, vivienda, bienestar y salud), como lo ha venido señalando el titular del ejecutivo federal, el efecto será en la integridad física de las víctimas y la economía de sus familias

Mientras que para el caso del coronavirus y cualquier otra pandemia imprevista, si no se atienden las causas (infraestructura de salud, insumos médicos y capital humano, así como prevención de enfermedades como diabetes, obesidad e hipertensión) los efectos serán la pérdida de vidas y afectación de las cadenas productivas y en general a la economía nacional.

Esta situación se ve agravada por el hecho de que en el caso de Puebla y de algunas otras zonas urbanas del país, las personas contagiadas tardan hasta 7 días en acudir a un hospital para solicitar atención médica, lo cual se traduce en un mayor riesgo de muerte.

Si a lo anterior se agrega la falta de insumos para realizar las pruebas, las cosas se complican y el número de fallecidos tiende a aumentar, de ahí la importancia de la prevención y la atención a los primeros síntomas.

Un aspecto final pero no por ello menos importante es la denominada cifra negra, tanto en personas contagiadas como en fallecidos por coronavirus, ya que un número considerable de personas que han perdido la vida fueron clasificadas con neumonía atípica como causa de muerte; muchas de las veces por el avance de la enfermedad y que no alcanzaron a realizarles las pruebas completas.

En este sentido la cifra negra de personas fallecidas por coronavirus y las víctimas de homicidio doloso, podría ser diferente ya que es más fácil que deje de contabilizarse un muerto por coronavirus que una víctima de homicidio doloso, a menos que a todas las personas que pierden la vida en los hospitales se les haga la prueba, incluso al momento de su fallecimiento.  

Aprovechando que la crisis por el coronavirus se extenderá por lo menos hasta finales de mayo, quisiera destacar que tal como lo adelanté en este espacio, la primera etapa de encierro ya causó un incremento en el delito de violencia familiar del 23% en la entidad poblana y 14% a nivel nacional entre febrero y marzo, en ambos casos el aumento fue significativo.

Cabe precisar que entre enero y febrero este delito se incrementó en solo 7% a nivel estatal y 12% a nivel nacional, es decir, el aumento fue mayor en Puebla después de iniciada la cuarentena por el coronavirus.

Seguramente con los datos completos del mes de abril que ya incluirán el primer mes formal de encierro, la tendencia se irá consolidando y para el cierre de mayo será más clara. Mientras tanto, sigo sosteniendo que la violencia familiar, en particular en contra de las mujeres, será uno de los efectos colaterales más negativos del coronavirus, no solo en la entidad poblana, sino a nivel nacional.

Por cierto, durante marzo el homicidio doloso también se incrementó en Puebla, al pasar de 71 víctimas en febrero a 81 durante el mes recién concluido, equivalente a un 14%, una coincidencia por demás desafortunada.

Versión no contada

Ante el aumento de casos de violencia familiar en la ciudad de Puebla durante el encierro obligatorio, el gobierno del estado habilitó dos líneas de Whats app para mujeres violentadas que requieran asesoría jurídica y orientación psicológica.

Sin embargo, su horario es de lunes a viernes y de 9:00 a 18:00 horas, cuando lo que se pretende atender es un delito que puede suceder en cualquier momento del día y que requiere a profesionales en manejo de crisis y respuesta inmediata, incluso para poner a disposición de las mujeres un refugio temporal.

Los primeros reportes indican que la respuesta no está a la altura de las circunstancias y que se requiere la ayuda de las denominadas organizaciones de la sociedad civil, que por fortuna en Puebla hay muchas, tantas como las que en su momento fueron pilares para enfrentar y abatir la violencia familiar y el feminicidio en Tijuana, Baja California y Ciudad Juárez, Chihuahua.