Corredores seguros vuelven a la capital poblana

Por Facundo Rosas / /

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En política todo gira en torno a ciclos y en materia de seguridad también, solo así se explica el retorno de los “Corredores seguros” a la ciudad de Puebla, el único elemento diferente es la Guardia Nacional.

Fuera de eso los actores son los mismos, no solo en términos institucionales, sino hasta en cuestión de mandos medios y efectivos policiales, ya que en los últimos 5 años el número de policías municipales y estatales no han crecido, como sí lo han hecho los delitos.

Tuvieron que pasar casi 7 años para que los “Corredores seguros” volvieran a capital poblana; en aquel entonces incluyeron la Calzada Ignacio Zaragoza, Boulevard 5 de Mayo, Boulevard Atlixcáyotl, Recta a Cholula, Diagonal Defensores de la República y Boulevard Atlixco, así como la 43 Poniente y la Av. Juárez.

Dichos dispositivos fueron acompañados por el programa “Monitor Vial”, mejor conocido como “Fotomultas”, que casualmente en breve reiniciará operaciones en la zona metropolitana de Puebla.

¿Será que se repite la historia y solo cambia un actor?, es pregunta que solo admite una respuesta binaria. 

Lo que sin duda es muy diferente es la incidencia de delitos a combatir, que hoy es mucho mayor que en aquel entonces, aunque haya quienes quieran señalar lo contrario y busquen en aquellos tiempos a los culpables del clima de violencia que prevalece hoy, acusándolos incluso de haber abierto los espacios a la “mafia”, nada más falso.

Por si hubiera alguna duda de lo mejor que estaban las cosas, van algunos botones de muestra:

  • En 2014 se robaron en todo el estado 2 mil 309 vehículos, más de la mitad de ellos en la zona metropolitana de Puebla; en 2019 se robaron 400% más automóviles, es decir 11 mil 531 unidades (Sistema Nacional de Seguridad Pública).
  • El robo a negocio pasó de 1,664 en 2014 (406 con violencia) a 5,113 en 2019 (3,434 cometidos con violencia), es decir 200% más.
  • En materia de homicidio doloso, en 2014 se registraron 338, mientras que en 2019 sumaron 1,108, es decir 300% más.
  • Mientras que la percepción de inseguridad en la ciudad de Puebla pasó de 67% en 2014 a 92.7% a finales de 2019, la peor a nivel nacional.

Más allá de las descalificaciones al pasado, hace bien la autoridad estatal en retomar los “Corredores seguros” ya que este tipo de acciones contribuirán en la solución de la violencia y la percepción de inseguridad prevaleciente.

Sería ideal que fueran alineados con la revisión de “giros negros”, vehículos particulares y de transporte público para evitar el tráfico de armas de fuego, comercialización de drogas y distribución de otras mercancías ilícitas, como se hizo en 2014. Si fuera posible, habría que agregar la revisión de escoltas, ya que entre los elementos que operan legalmente, se mimetizan algunos que tienen en mente otras intenciones.

Por cuanto a los denominados “Giros negros”, es preciso señalar que el gobierno municipal otorga los permisos, pero no clausura ninguno, mientras que el gobierno del estado, aunque quisiera no puede clausurarlos porque carece de facultades, en todo caso solo puede revisar que no se cometan delitos en el interior y en su entorno.

No debe perderse de vista que este tipo de establecimientos, también denominados “centros de entretenimiento nocturno”, generan empleos e impulsan la economía local, por lo que es conveniente no satanizarlos o estigmatizarlos, sino solo regularlos para que funcionen correctamente, nada más pero también nada menos.

Volviendo a los “Corredores seguros”, cabe recordar que su implementación data del 2010 en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde dieron resultados satisfactorios en el momento en que era considerada la ciudad más violenta del mundo, por lo que no son novedad.

En todo caso se le podrían agregar algunas variantes y afinar los protocolos para que las revisiones de vehículos no parezcan operativos de detención de delincuentes peligrosos o narcotraficantes como en los tiempos de la denominada guerra contra las drogas, con policías de los dos niveles de gobierno, la Policía Federal y el Ejército, así como Ministerios Públicos y policías investigadores estatales y federales.

Cabe destacar que en fechas recientes la cantidad de elementos policiales y militares destinados a la revisión de automóviles particulares y unidades de transporte público en Puebla es tan numeroso que pareciera que estamos frente a los extintos Puntos de Revisión Carreteros (PRECOS) en una ciudad fronteriza de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Baja California.

Para revertir esa sensación será necesario que los resultados de los “Corredores seguros” sean informados a la sociedad poblana en tiempo y forma, y que además vengan acompañados de indicadores cuantitativos y cualitativos, entre ellos personas detenidas, vehículos recuperados, armas de fuego, drogas, teléfonos y demás artículos electrónicos asegurados, pero sobre todo aquellos delitos que se evitó que fueran cometidos (análisis comparativo espejo).

No estaría por demás que a dichos dispositivos se les agregaran las variantes de Corredores gastronómicos, industriales y universitarios, que en Puebla están bien delimitados y requieren atención inmediata.

En síntesis, lo mejor que le puede pasar a Puebla con los “Corredores seguros” es que a las autoridades en turno les vaya bien, tanto estatales como municipales.

Versión no contada

No todos los resultados obtenidos en el pasado fueron negativos, les recuerdo que en 2012 la incidencia delictiva aumentó en 18.1%, sin embargo, en 2013, cuando me correspondió servir a mis paisanos al frente de la SSP, la incidencia bajó 11.15%, es decir, los delitos disminuyeron 29.25% en términos reales.

Para los años 2014 y 2015, el descenso fue también superior al 11%, lo que confirma que tanto “Corredores seguros” como la coordinación con los municipios sí funcionan.

Denostar a las administraciones pasadas y acusar a los policías en servicio de corruptos solo conduce a la polarización, el encono y la apatía.

Si no hay forma de evitarlo, entonces habría que incluir a los que tuvieron la responsabilidad de abatir la incidencia y no lo hicieron, peor aún, todavía rondan Casa Aguayo.