Hoy más que nunca percepción es realidad

Por Facundo Rosas / /

 

Resultado de imagen para periódico central + el águila y el jaguar

En su más reciente entrega trimestral la Encuesta Nacional sobre Seguridad Urbana (ENSU) del INEGI informó que la percepción de inseguridad en la ciudad de Puebla se incrementó en 9.6%, al pasar de 83.1% del trimestre agosto-septiembre de 2019 a 92.7% del trimestre octubre-diciembre del mismo año y ubicarla como la más insegura del país.

Por su parte el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) informó que durante noviembre y diciembre de 2019 los delitos disminuyeron marginalmente en la capital poblana, sin embargo, esto no fue suficiente para mejorar la percepción de inseguridad que se incrementó.

La principal razón de este comportamiento es que el SNSP no registra la cifra negra (delitos no denunciados) que mide la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI, que para el estado de Puebla ha sido del 93% en promedio durante los últimos 6 años, es decir que por cada 100 delitos que se cometen la autoridad solo conoce 7 de ellos. Los restantes no se registran oficialmente, pero sí impactan en el ánimo de la población y se reflejan en la percepción de inseguridad.

De acuerdo a esta premisa, la culpa de que la percepción empeorado no se ubica en los medios de comunicación y sí en el desconocimiento de lo que sucede todos los días en las calles y colonias de la ciudad y que los ciudadanos no se atreven a denunciar por diversas razones, entre ellas la pérdida de tiempo y la falta de resultados, pero en cuanto tienen la oportunidad de expresarlo lo hacen, como en este caso con el INEGI.

Un dato adicional indica que en la entidad poblana se cometieron 1 millón 635 mil 590 delitos durante 2018 (ENVIPE 2019) y solo se denunciaron 61 mil 172 delitos, es decir que el Ministerio Público no recibió la denuncia de 1 millón 574 mil 418 ilícitos.

Lo anterior explica porque los delitos denunciados que registra el SNSP y la percepción de inseguridad que mide la ENSU corren por caminos diferentes y en muchas ocasiones en sentido contrario.

Un dato parecido es el de las víctimas que manifestaron haber sufrido algún daño al momento de cometerse el delito, que ascendió al 87%.

Dicho en otras palabras, las únicas cifras con una correlación positiva son la percepción de inseguridad (92.7%) y la cifra negra (91.6%), por lo que si una se incrementa la otra también. Ello explica el incremento de la primera de ellas y que ha sido objeto de discusión, incluso más que el aumento en la incidencia delictiva del municipio de Puebla que fue del 11% respecto de 2018 y que del estado de Puebla que fue del 25%.

De ahí que la frase percepción es realidad (Central 26 de junio de 2019) es cada vez más válida, no solo en el discurso sino en las líneas de acción a seguir en los rubros de prevención de la violencia y combate frontal al delito.

Negar lo anterior significa alejarse de la realidad y no poder elaborar diagnósticos precisos, que tarde o temprano podrían traducirse en estrategias e intervenciones alejadas de lo que realmente se requiere por parte de los ciudadanos que hoy se sienten inseguros.

Un modelo que podría cumplir con esta función, es el la “Mesa de seguridad”, que en Ciudad Juárez, permitió revertir la incidencia delictiva y la percepción de inseguridad entre 2010 y 2012. Experiencias a nivel nacional existen, lo que falta es voluntad política para retomarlas e incorporar actores clave de la sociedad civil organizada.

Un elemento a favor es que el gobernador del estado tiene claro que en materia de seguridad percepción es sinónimo de realidad.

Así lo manifestó durante su toma de protesta en agosto del 2019 al pronunciar que “la inseguridad no es un asunto de percepción, es un asunto de realidad, quien diga que la inseguridad es un asunto de percepción, mejor que diga que no puede”, sin embargo, se abstuvo de mencionar algún nombre.

Es preciso mencionar que la percepción de inseguridad y el incremento en la incidencia delictiva que registra el SNSP ya comienza a afectar el turismo en la capital, en particular la ocupación hotelera, que para noviembre del 2019 según Datatur fue de 61.5% de los cuartos de hotel ocupados, ubicándose ya entre las 20 ciudades con menor demanda en este rubro.

Además, vale la pena señalar que los visitantes ya no consumen lo mismo en términos de ticket promedio en los restaurantes poblanos y los inversionistas empiezan a perder el entusiasmo.

Versión no contada.

De 2013 a la fecha en la ciudad de Puebla se han presentado momentos de baja percepción de inseguridad, es decir, estábamos mejor cuando estábamos peor y como muestra basta un botón.

Una de las cifras más bajas de percepción de inseguridad ha sido la de julio-septiembre de 2014 con 67%, es decir 25.7% menor a la de octubre-diciembre 2019 de 92.7%. Por supuesto que eso no fue fortuito, ya que estuvo precedida de un descenso del 29% en la incidencia delictiva en 2013 y acompañada de otra reducción del 11% en 2014.

Lo anterior permitió ocupar la posición 33 de las casi 70 ciudades evaluadas por la ENSU del INEGI, muy distante de la primera posición que hoy ocupa la capital del estado, donde 1 es peor.

Ahí están los retos del 2020 y estos al igual que los records en cualquier disciplina, son para romperse.

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