A pesar del confinamiento y la emergencia sanitaria por el coronavirus, los poblanos a lo largo de la pandemia han desobedecido las medidas preventivas y los decretos para no generar aglomeraciones en diversas fechas del año, con pretexto de algunas festividades.
La primera festividad del año llegó con la celebración del Día del Niño, y debido a que no había lugares abiertos para poder llevar a los menores a divertirse, los padres de familia decidieron romper el confinamiento y salieron a la calle a conseguir productos de comida rápida para premiar a los niños en establecimientos como Domino’s, KFC o Little Caesars, haciendo largas filas sin respetar la sana distancia y generando aglomeraciones.
Después de esto llegó el 10 de Mayo, justo cuando México se encentraba en plena fase 3 de la covid-19. Sin embargo los poblanos festejaron el día de las madres como lo hacen cada año, sin importarles los contagios e hicieron largas filas para comprar un pastel, además de que los restaurantes ofrecieron comida para consumo en mesas, haciendo parecer que no había ninguna pandemia.
Dichas festividades y el comportamiento de los poblanos fueron los puntos cruciales para que los contagios de coronavirus incrementaran hasta 210% en esas fechas en la entidad.
Pero esto no los detuvo: para junio se comportaron igual que en las anteriores festividades y a pesar de que Puebla se encontraba en el pico más alto de contagios, en el marco del Día del Padre decenas de personas hicieron largas filas para comprar comida en varios establecimientos de la capital.
La misma situación se repitió ante la reapertura de negocios y centros comerciales bajo la nueva normalidad, en el mes de agosto, donde los clientes del centro comercial Angelópolis se amontonaron para aprovechar las rebajas y se le olvidó por completo la sana distancia al interior de tiendas como Tommy Hilfiger y Michael Kors.
En Zara y Bershka se quedaron sin gel antibacterial apenas al mediodía, y en American Eagle y las donas Krispy Kreme se observaron largas filas.
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Para rematar, el puente por la conmemoración de la Revolución Mexicana, en noviembre, y la décima edición del Buen Fin en el mismo mes, fueron la combinación perfecta para que los poblanos se olvidaran de la sana distancia, de quedarse en casa y evitar el contacto social, a fin de no contagiarse de la covid, pues inundaron las calles de la capital poblana, centros comerciales y hasta municipios, dejando ver que su comportamiento no cambió en lo absoluto durante toda la pandemia.
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Esto derivó que tras 10 semanas de permanecer en color amarillo en el semáforo epidemiológico Covid, la entidad poblana regresara a naranja el lunes 7 de diciembre, debido al repunte de infectados, situación en la que se mantiene hasta este último mes del año, en donde el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, ha alertado que los casos positivos, están en el mismo número que cuando se registró el pico más alto de la pandemia en Puebla.
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