Enrique Cárdenas Sánchez se niega a salir de su rol como académico y dejar su estatus de clase alta. Al exrector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) se le olvida que es candidato y que se tiene que dar “baño de pueblo”. Su agenda del 10 de abril, marca que debe entregar volantes en cruceros de Ciudad Universitaria. Para ello debe subirse a camiones y microbuses. Algo que no es de su agrado.
Después de que toda la semana ha estado en reuniones privadas y visitando escuelas, se ve obligado a salir a las calles debido a la visita del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza.
Esta vez, el candidato no arriba en su tradicional moto, como presume trasladarse. Baja de la camioneta de lujo de Cortés Mendoza. Por cierto, la dejan estacionada en lugar prohibido.
Enrique Cárdenas ya es esperado por brigadistas de Acción Nacional, del PRD y de su organización Sumamos. No obstante, estos apenas aplauden y corean porras.
Después de 10 de campaña Cárdenas sigue mostrando la novatez. No sabe si primero debe saludar a los militantes o a la gente que está esperando la ruta bulevar CU.
Luce nervioso y a la vez estresado. La dirigente estatal del PAN, Genoveva Huerta, quien sabe hacer campaña a ras de piso, lo trata de animar y de que se pare en medio de la avenida San Claudio para saludar a los automovilistas, pero apenas y le hace caso.
Por fin Cárdenas se sube a una unidad de los Bulevar-CU. Se nota incomodo pues no saluda a los pasajeros. “Soy Enrique Cárdenas”, les dice a los pasajeros y les pide su voto.
La gente lo ignora, como lo hacen con los vendedores de dulces o quien se sube a cantar para ganarse una moneda.
Cárdenas se da cuenta que no está logrando nada y mejor se baja.
Va por su revancha. Ahora intenta hacer una fila india para que los estudiantes lo vean, pero su iniciativa se va abajo cuando un profesor conocido como “Lupillo” grita “arriba Morena” en su cara.
Mientras esto ocurre Genoveva Huerta se expone en medio del tránsito y reparte volantes. Es la única animada, pues ni Marko Cortés se atreve a pararse en medio de la vialidad.
El candidato panista ha presumido en campaña su experiencia como docente. Pero en su visita a CU no conecta con los jóvenes. Solamente sigue con su discurso de que él es la opción y que traerá una Puebla más igualitaria a quienes se le acercan. Los alumnos de la máxima casa de estudios no le dicen que van a votar por él.
El académico solo estuvo poco más de media hora y se retira bajo el pretexto de que tiene reunión privada.
Después de no poder repartir su propaganda en los camiones y no conectar con los estudiantes, deja la calle para regresar a su zona de confort. La campaña cara a cara no es lo suyo. Eso se lo deja a su esposa, María González de Cossío quien un día antes fue a dar la cara por él en
La Margarita, Loma Bella y SNTE. Hasta tiempo le dio de preparar cemitas.