El expresidente Fernando de la Rúa, quien convenció a los argentinos con un perfil de político honesto y luego dejó al país sumido en la peor crisis económica de su historia en 2001, murió ayer.
De la Rúa asumió la presidencia en diciembre de 1999, con la promesa de terminar con la corrupción y las políticas neoliberales de la década de los años 90 tras la gestión del expresidente Carlos Menem.
Sin embargo, el alto nivel de endeudamiento del país y una crisis social y económica lo obligaron a dejar el poder en diciembre de 2001, en medio de violentos disturbios y de una represión policial que dejó, al menos, 39 muertos.
Tras dimitir, De la Rúa salió de la Casa Rosada en un helicóptero.
Durante su gestión se impusieron medidas como el corralito, que limitaba el retiro de efectivo e impuso estado de sitio.
En el 2000, el Ejecutivo se vio envuelto en un caso de sobornos en el Senado para la aprobación de la polémica reforma laboral que buscaba sacar adelante el oficialismo.
La controversia llevó al entonces vicepresidente del país y presidente de la Cámara Alta, Carlos Álvarez, a presentar su renuncia en octubre, lo que abrió una crisis política.
Por su presunta responsabilidad en el escándalo como presunto coautor del delito de cohecho activo agravado, De la Rúa fue sometido años después a juicio.
El actual presidente, Mauricio Macri, lamentó el fallecimiento.
Un dirigente bien intencionado, una buena persona. Así que todo mi cariño para la familia De la Rúa”, dijo Macri durante el acto por el día de la Independencia argentina en la provincia norteña de Tucumán.