Uno de los mejores secretos guardados durante el morenovallismo fue la manera desventajosa en que se vendieron a particulares una larga serie de bienes públicos. A cinco años de distancia, ha salido a la luz pública la manera en que se entregó la Unidad Deportiva de la SEP a los empresarios Pedro Vaca Elguero y Arturo Gilio Hamdan a un precio irrisorio, de mil pesos el metro cuadrado, que es algo así como entre un 600 y 800 por ciento abajo del precio comercial de los terrenos que tienen la misma plusvalía.
De acuerdo al instrumento notarial 44 mil 258, con los folios del 6601 al 6607, suscrito por el fedatario 23 Antonio Oropeza Hernández, el 5 de febrero de 2015, el gobierno del estado vendió la Unidad Deportiva de la SEP –que era la más importante en la entidad poblana– al grupo Coliseo Yucatán en la risible cantidad de mil 42 pesos el metro cuadrado, lo que implicó pagar 22 millones 420 mil pesos por una superficie de 21 mil 500 metros cuadrados, en la zona del estadio Cuauhtémoc.
Es decir, se vendió a valor catastral un bien público que se destinó a un fin estrictamente comercial, ya que ahí se edificó el centro de espectáculos Acrópolis –que ahora se llama Auditorio GNP–, que es un lugar de conciertos con 10 mil asientos y vino a suplir la plaza de toros El Relicario.
¿Por qué calificar de irrisible lo que se pagó? Porque se compró en 22 millones de pesos y ahora el precio del auditorio ronda entre los 400 y los 500 millones de pesos.
Y por que un metro cuadrado, en el centro de Puebla, actualmente vale unos 9 mil 99 pesos. Si el terreno de la Unidad Deportiva de la SEP se hubiera comercializado a ese precio, que es el valor comercial de la zona, tendría que haber costado unos 204 millones de pesos.
O en San José Mayorazgo o el Carmen, que desde el punto de vista comercial son zonas similares a la colonia Maravillas, que es donde está la antigua Acrópolis, el precio del metro cuadrado ronda entre los 6 mil 700 y los 6 mil 900 pesos. Si se hubiera aplicado tales precios, la Unidad Deportiva de la SEP se tendría que haber adjudicado a un costo de 148 millones de pesos.
Por si fuera poco, la Unidad Deportiva de la SEP se les vendió a los empresarios Pedro Vaca Elguero y Arturo Gilio Hamdan, ambos dedicados a la construcción de centros de espectáculos, en medio de todo tipo de facilidades y ventajas.
Para empezar, en la operación que fue suscrita por Luis Maldonado Venegas, Malcolm Alfredo Hemmer Muñoz, José Antonio Gali López, Marina Araceli Castro Moreno y Gilberto Suárez Machado, quienes en ese entonces eran secretarios de Gobierno, Contraloría y Competitividad, así como subsecretaria y coordinador Jurídico de Finanzas, respectivamente, se permitió que los compradores pagaran el terreno de 22 millones de pesos en varias mensualidades.
Y que la Acrópolis fuera construida sin contar con el manifiesto de impacto ambiental. Hasta que el inmueble estuvo terminado, se les exigió a los empresarios regularizar ese requisito, que se supone es indispensable para realizar una edificación de esta envergadura.
Las ventajas no terminan ahí. De acuerdo a la escritura, de la cual el columnista tiene una copia, el 24 de octubre de 2014 se ordenó desincorporar del dominio público a la Unidad Deportiva de la SEP y el 1 de diciembre del mismo año, en el periódico El Sol de Puebla se publicó la propuesta de venta de varios inmuebles públicos, entre ellos dicha instalación deportiva, y resulta que dos días después los empresarios del Grupo Coliseo Yucatán ya estaban entregando la propuesta de compra, la cual fue la única que se consideró por parte del gobierno del estado.
Con la rapidez que se dieron las cosas, se duda mucho que únicamente por una publicación en un diario se hayan enterado los empresarios Vaca y Gilio de la venta de la Unidad Deportiva y en dos días, ya la estuvieran comprando.
Pedro Vaca Elguero es presidente de la empresa Cadu Inmobiliaria y ha sido consejero regional del extinto banco Bancomer, ahora BBVA, además de ser un empresario del ramo de la mezclilla, que lo ha llevado a presidir varios organismos de la industria textil y del vestido.
Mientras que Arturo Gilio Hamdan fue torero, novillero y ahora es un empresario inmobiliario, dedicado entre otros ramos a construir centros de espectáculos.
No se sabe bien por qué el morenovallismo privilegió a estos dos empresarios. Pero lo cierto, es que la mayor parte de los altos funcionarios del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas tienen palcos privados en lo que fue la Acrópolis y ahora es Auditorio GNP. Queda claro que con esos espacios se habrían pagado a cambio de favores especiales.