La Plaza de la Victoria, el lugar emblemático en el que el morenovallismo festejó sus triunfos electorales más importantes, otra vez fue punto de encuentro de los militantes afines a este grupo político. Solo que esta vez fue para darle el último adiós a la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y a su líder moral, Rafael Moreno Valle.
La familia morenovallista, hoy en la orfandad, mostró sin tapujos el dolor y la tristeza que les provocó la muerte trágica de su gobernadora en un accidente aéreo, a quien defendieron a capa y espada de Morena en los últimos meses, y que solo pudo disfrutar de su cargo 10 días.
Las lágrimas también se las dedicaron a Rafael Moreno Valle, el creador de uno de los grupos políticos con mayor hegemonía en la historia de la política, no solo de Puebla sino a nivel nacional, el mismo que logró ganar en las urnas tres veces la gubernatura de Puebla. La última no se concluirá.
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Con el rayo del sol ardiendo, los huérfanos del morenovallismo esperaban los restos de su líder moral, de su esposa, de los pilotos y el asistente del senador que perdieron la vida en un fatal accidente aéreo, mientras las fotografías de las víctimas del accidente fueron colocadas en medio de la Plaza de la Victoria aguardando la llegada de las urnas que contenías sus cenizas.
Hace seis años, ese lugar fue rescatado por Moreno Valle como gobernador en un proyecto que incluyó una remodelación total de la zona cívica de Los Fuertes.
A partir de entonces fue el punto de encuentro para celebrar triunfos electorales, los mismos que llegaron a raudales para el morenovallismo.
En los periódicos están plasmadas las imágenes del gobernador Moreno Valle junto a su esposa Martha Erika Alonso observando los espectáculos de pirotecnia que cada año se ofrecían el 15 de septiembre tras dar el Grito de Independencia.
También quedan para la posteridad las imágenes de esta plaza atiborrada en el cierre de campaña de Tony Gali como candidato a alcalde en 2013.
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Los morenovallistas la describen como una mujer dedicada a las causas sociales. De apoyar a los que menos tienen. A inicio de año se unieron en torno a su figura para que el grupo mantuviera la gubernatura.
Después de una pelea electoral férrea, se logró ratificar su triunfo. Martha Erika Alonso solo pudo estar 10 días como gobernadora, periodo en el que poco o nada pudo realizar. Pero su legado es el de la primera mujer gobernadora de Puebla.
Por ello, en medio de su funeral de Estado aparecieron los gritos de “Martha gobernadora”, los mismos que retumbaron en varios municipios en la campaña que se realizó entre abril y junio de este año
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Pero este grito vino acompañado de otras arengas. “Justicia” y “asesinos” fue el clamor de los morenovallistas, palabras que le dedicaron a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien se encontraba en primera fila y montó una guardia de honor en representación de la administración federal de Andrés Manuel López Obrador.
La funcionaria federal no tuvo otra opción más que tomar fuerte del brazo al exgobernador Tony Gali y caminar a la primera guardia de los restos de Martha Erika y Moreno Valle.
El lopezobradorismo se rehusó a reconocer a la panista como gobernadora constitucional de Puebla. Le dijeron que no era legítima y el gobierno federal desdeñó la invitación a la toma de protesta.
“Para nosotros la elección se terminó, acordamos trabajar de la mano y que vendría Andrés Manuel”, dijo, pero los oídos de Martha Erika no la podían escuchar.
—¿Cuándo?, la increparon los reporteros, pero no supo contestar. Ante los gritos de “Puebla no te quiere”, se fue escoltada para poder salir de ahí.
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“Tanto se amaron que se fueron juntos”, dice Luis Banck cuando se despedía de sus amigos y asegura que “siempre seguirán presentes”. Se limpia las lágrimas, se le hace un nudo en la garganta mientras observa a los lejos, el lugar donde están los restos del matrimonio.
Tony Gali también está desecho, no para de llorar, sostiene del brazo a Sánchez Cordero, quien no se inmuta ante los reclamos. Lo mismo los padres de las víctimas, sus amigos, colaboradores más cercanos, tampoco pueden contener el llanto, algunos están impactados y aún no asimilan que están velando a sus amigos, sus mentores y guías políticos.
La triste Navidad de los morenovallistas transcurre con la bandera a media asta, las banderas y sombrillas del PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza —partidos que siempre fueron aliados del grupo en el poder— hoy se convierten en coronas de flores, las porras se transforman en llanto.
La alegría en tristeza, lo único que no cambia son los aplausos, los mismos con los que recibían a Moreno Valle en cada evento ahora lo despiden a él y a su esposa. Hoy la Plaza de la Victoria está de luto, se entona el himno de Puebla y se escucha una sola voz “¡justicia!”.
En el imaginario colectivo quedará la duda de cómo hubiera gobernado Martha Erika Alonso Puebla hasta el 13 de diciembre de 2024. De si se habría logrado imprimir un sello propio en la administración pública. De si habría logrado derrotar al Congreso controlado por Morena.
En el helicóptero Augusta que se desplomó el 24 de diciembre a las 14:40 horas, se fue la gestión de la primera gobernadora poblana, de la primera mujer panista en llegar a un cargo de este tipo. El alonsismo duró 10 días, pero quedará por siempre en la historia de Puebla.
